A la hora del almuerzo en la
oficina, los caballeros en la mesa bromeaban cuánto ahorraríamos las mujeres si
no gastáramos en maquillaje. “No toque esa tecla” fue mi espontánea reacción. En
su sabia conclusión, expresaron que ser mujer “es complicado”. Si, es complicado, ¡pero nada aburrido!
Hablar de la mujer es hablar de una idea maravillosa
de Dios. Una frase entusiasta publicada por una amiga en su muro de las redes
sociales, me hizo pensar que es importante describir y verbalizar las
bendiciones que Dios tiene disponibles para nosotras: “Soy bendecida, soy perdonada, soy redimida, soy restaurada, soy amada,
soy ungida, soy altamente bienaventurada, ¡soy la obra maestra de Dios!
¡Dios se lució creando a la mujer!, nos dio
exactamente lo que necesitábamos, vio lo que al hombre le faltaba y puso en la
mujer el complemento perfecto.
Tan bella es la mujer en todo sentido, tan sensible,
tan cariñosa, tan llena de paciencia y tolerancia, tan sabia ella, tan astuta,
tan precavida, tan audaz, tan fuerte y la vez romántica, la mujer es una obra
maestra que solo el Maestro podía crear. Le damos un color hermoso a la vida, Somos
las que sueñan, suspiran y hasta lloran tanto por dolor como de felicidad.
Y tú me dirás: Esa no es la realidad de mi vida. Yo no me siento así de entusiasta y
optimista respecto a mi existencia. Y te
entiendo mi amiga, porque todo
conspira contra nuestra bendición. La obra maestra de Dios, fue blanco
desde el principio del enemigo Satanás.
Qué dramática la situación
que hallamos en el capítulo 3 del libro de Génesis en la Biblia, cuando Eva, la
primera mujer, sostiene una conversación peligrosa con la serpiente, figura del
mismo enemigo de Dios, y guiada por esta, toma la decisión de ignorar el
mandato de Dios, tomando y probando del
fruto prohibido.
La oferta de la serpiente
parece haber sido al estilo de los comerciales que terminan con el estribillo
de que “algunas restricciones aplican”.
Para Eva, aquel error
significaría mucho, mucho dolor. Dolor que al día de hoy acompaña a cada niña
que viene al mundo.
La enemistad con la
serpiente ha implicado que el enemigo se ensañe de forma particular con la
mujer. Para mí esto explica por qué tanta calamidad acompaña a la mujer en toda
la historia y en todas las culturas. La discriminación, la violencia, los abusos,
las violaciones, las privaciones de derechos entre otros crímenes, tienen como
víctimas a millones de mujeres en todo el planeta.
Para la raza humana en
general, las consecuencias de su decisión incluye muerte física y muerte
espiritual, separación de Dios. Para la mujer en particular, el dolor en el
parto, un dolor atroz, que sin embargo, no se compara con el dolor emocional
que Eva sufriría en particular al ver a sus hijos crecer y uno asesinar al otro. Es mucha tragedia.
Cuantas veces has escuchado
palabras racistas en contra de la mujer, palabras hirientes, actitudes que te
hacen sentir inferior, sin importancia, en algunas ocasiones hasta maltratos
físicos o emocionales, critica, burlas, algunos por machismo, costumbres, ya
sea en tu hogar, trabajo, escuela, o áreas que te desenvuelves con cargos
importantes o tal vez eres una ama de casa y recibes maltrato. Conozco el drama
de una mujer lastimada, herida, atacada o criticada por querer salir adelante,
tal vez te sientes cansada o en ocasiones hasta has sentido que estás luchando
sola, pues déjame decirte que la mujer, en Dios tiene un gran valor, tal como
lo muestra Su Palabra.
En mismo texto de Génesis surge la esperanza en
la simiente de la mujer, que es una anticipación de la intervención de
Jesucristo en la historia humana.
Dios nos ha buscado, y nos ha comprado como el mercader
dio todo lo que tenía por una única e irrepetible perla preciosa.
Yo soy la perla, Dios padre
es el mercader, que para rescatarme, para poseerme, dio todo lo que tenía.
El mismo padre que cubrió en
el edén nuestra culpa, miedo y vergüenza, sacrificando vida para cubrirnos, luego nos cubrió de una vez y para siempre con el sacrificio de Cristo.
Soy bendecida,
soy perdonada, soy redimida, soy restaurada, soy amada, soy ungida, soy
altamente bienaventurada. ¡¡¡ Soy la obra
maestra de Dios!!!.