"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


domingo, 25 de enero de 2009

¿INMIGRANTES, PEREGRINOS O CIUDADANOS?


La población mundial está en constante movimiento. A diario hay gente viajando por negocios o por turismo, pero muchos otros dejando su tierra natal para vivir en otro país. La migración se ha convertido en un tema controversial entre las naciones. La gente emigra por diversas razones, y muchos enfrentan innumerables circunstancias difíciles al tener que adaptarse a una nueva cultura, idioma y normas, alejados de sus raíces. Otros, encuentran en el nuevo país su segunda patria al ser aceptados y encontrar nuevas oportunidades para una mejor calidad de vida.

Luego de considerar esta tremenda realidad del mundo actual, me doy cuenta que la migración ha sido un proceso de todos los tiempos. Recordamos cuando Dios llamó a Abraham: “Sal de tu tierra y de tu parentela, a la tierra que te mostraré”. Más tarde encontramos a Jacob, con sus hijos, mudándose a Egipto por causa del hambre en Canaan. Ante Faraón Jacob se identificó como un peregrino, al igual que sus antepasados (Gen. 47:9) Y el autor de Hebreos revela que estos patriarcas murieron anhelando una patria mejor, una patria celestial.

Tristemente muchos cristianos hoy vivimos como ciudadanos de este mundo, más que como peregrinos. Un peregrino es un visitante que está temporalmente fuera de su propia nación. Somos residentes aquí pero no inmigrantes, no podemos adaptarnos aquí ni sorprendernos si no somos bienvenidos, porque este no es nuestro destino final.

Si usted no está seguro de ser un ciudadano del cielo, solo necesita recibir a Jesús como su salvador personal. Entonces, disfrute del viaje día a día. Jesús pagó el pasaje con su vida.

¡Aun no estamos en casa! "nuestra ciudadanía está en los cielos” Filipenses 3:20


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