"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


miércoles, 28 de enero de 2009

ZOOLOGICO EN CONDOMINIO Y LA PECERA DEL TERROR

Los estatutos son precisos: no se permiten animales en el edificio de apartamentos en que resido. Pero en cada reunión de vecinos escucho la misma historia: la vecina a la que obligaron a deshacerse de su perrito años atrás y que hoy ve que hasta el presidente de la junta tiene un par de chihuahuas en su piso.
El ambiente se tornó irrespirable cuando “Charlott” la simpática perrita del tercer piso parió 5 cachorritos. El olor a no se qué cosa invadía los pasillos. Y aquellos cuyas cabeceras coinciden con dicho apartamento, sufrieron largas noches de tortura con los gemidos de aquellos adorables especimenes.
En la madrugada empieza su concierto la cacatúa de los vecinos del segundo nivel. Y a las 7 30 AM, cuando muchos bajamos apresurados las escaleras, vemos también el desfile de los que corren a bajar sus mascotas para que cumplan su rito natural de cotidiano. A veces no les da tiempo a salir y el sabueso se detiene a resolver en el pasillo. ¡Ufff...!.
Entonces, en la siguiente reunión, la queja resurge: dice la dama del primer nivel con frustrada ironía: “Es mas, voy a traerme un caballo de la finca y lo voy a amarrar aquí mismo en el jardín, a ver si alguien se va a quejar…”
Yo, por ser siempre institucional, nunca accedí a los ruegos de mi sobrina Judith, quien mientras vivió conmigo, soñaba despierta con tener un gatito o un perrito… se tuvo que conformar con lo más apropiado: peces.

LA PECERA DEL TERROR.

La primera vez que preparamos la pecera de 10 galones de agua, compramos 5 pececitos. Me pareció simpático ponerles los nombres de mis 5 sobrinitos: Jorge, Brian, Misael, Ezequiel y Judith. Sin embargo, esto resultó muy penoso en el momento en que… por alguna razón, empezaron morirse. Recuerdo la cara de mi hermana Bertha cuando hallamos la pececita Judith dobladita boyando en el agua, sin vida. Me dijo con rudeza: “¡No se te ocurra volver a poner el nombre de mi hija a ningún otro pez!” No quedé con ganas de hacerlo.
La próxima camada de peces, llevaron nombres de políticos: Hipólito, Milagros, Leonel, Margarita y Yolanda America (la primera niña). Estos también fueron muriendo, y recuerdo que ciertamente, el duelo fue menos traumático: Mi sobrina Judith, quien los alimentaba, hacía un verdadero cuadro depresivo cuando hallaba un pececito muerto. Una mañana, antes que ella se despertara, noté que Hipólito no estaba en la pecera. Mi hermana, lo había visto agonizante y le dio cristiana sepultura, sin testigos ni dolientes “Flushing him in the tiolett”. La gran sobreviviente, por largos meses, fue Milagros. En eso, mi hermana y mi sobrina se mudaron. Quedé a cargo del cuidado de Milagros hasta su partida. Ya sin espíritu de seguir criando peces, vacié la pecera.

Pero el animo de tener algo vivo alrededor un día me despertó el deseo de reiniciar la aventura y entonces, una nueva inspiración le dio nombre a los tres especimenes que adquirí en la tienda de mascotas: Dos peces con pintitas negras y una pececita anaranjada: ¡Obama, Michelle y Hillary!.
Con entusiasmo renovado, empecé a alimentar a los tres nuevos inquilinos de la pecera. Pero algo estaba fallando, conmigo, con el agua, con los peces, con el alimento, no se… poco tiempo después, hallé uno de los peces muerto: ¿Quién cree? ¡Obama! ¿Cómo es posible, si aun no tomaba posesión!? Culpé por supuesto a “Hilaria” como la bautizo un amigo. Un par de días después, perdí también a Michelle, y noté que el agua estaba muy turbia. Saqué rápidamente a Hillary, intentando salvarla y la coloque en un florero, pedí 2 botellones de agua al colmado, limpie la pecera, trate de preparar el agua, y un par de días después, regresé a la sobreviviente a su lugar. Pero Hillary no llegó a la navidad. ¡Que patética! Ya si que no insisto, ¡aunque queden muchos politicos por matar!

1 comentario:

  1. Hola Georgina,
    Cuando me he reido con las anecdotas de los peces y del zoologico!!! Que ocurrencia ponerles nombres de politicos!!
    Gracias por esta lectura tan refrescante!!
    Jajaja!!

    Bendiciones,

    Rosina

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