El perfume más costoso del mundo es el Clive Christian’s Imperial Majesty,
Valorado en US$216,000. Pocos pueden darse el lujo de adquirirlo. La Biblia narra un episodio en el que una mujer había gastdo en la fragancia más cara de su tiempo para rendir homenaje a una persona especial.
Ahora, ¿ Cómo olería usted si alguien derramara un frasco de perfume sobre su cabeza? Olería a tal fragancia, por supuesto, y le daria bastante trabajo quitarse el olor de ese perfume, ¿correcto?
Con esto en mente consideremos cuando Maria quebró el frasco de alabastro de perfume muy costoso (equivalente al salario promedio de un año en ese entonces) y vertió el perfume sobre la cabeza de Jesús. Fue una demostración conmovedora de su devoción al Salvador, y Jesùs la recordaría muy bien. En verdad, él les dijo a sus discípulos ( quienes protestaron por este “desperdicio”), que por ese acto de amor ella sería recordada dondequiera que fuese predicado el evangelio.
Marìa lo unjió, justo dos días antes de que fuera crucificado. No dejo de pensar que la fragancia debe haber acompañado al Señor en todo el trayecto a la cruz y más allá. Recuerde que el perfume fue vertido sobre su cabeza, estaba en su cabello, y rodó hasta sus hombros, y como esperaríamos de un buen perfume, la fragancia permaneció en él.
Y me conmueve pensar que ese perfume quizas seguía en él cuando lo clavaron en la cruz. Y talvez, mientras otros le daban la espalda, le abofeteaban y escupian, Jesús podía respirar profundamente y percibir en ese momento el aprecio y devoción de una persona.
¡Oh la fragancia del amor de Dios! Ese amor tan caro, que costò la vida de su Hijo. Ese amor fragante se instala y permanece en nosotros, y puede sentirse aun en los momentos más difíciles. Cuando aguantamos nuestra propia cruz, cuando sufrimos el desprecio de otros, podemos ser animados por el dulce aroma del amor de Dios.
Que otros puedan percibir en tì la fragancia del amor de Dios.
Valorado en US$216,000. Pocos pueden darse el lujo de adquirirlo. La Biblia narra un episodio en el que una mujer había gastdo en la fragancia más cara de su tiempo para rendir homenaje a una persona especial.
Ahora, ¿ Cómo olería usted si alguien derramara un frasco de perfume sobre su cabeza? Olería a tal fragancia, por supuesto, y le daria bastante trabajo quitarse el olor de ese perfume, ¿correcto?
Con esto en mente consideremos cuando Maria quebró el frasco de alabastro de perfume muy costoso (equivalente al salario promedio de un año en ese entonces) y vertió el perfume sobre la cabeza de Jesús. Fue una demostración conmovedora de su devoción al Salvador, y Jesùs la recordaría muy bien. En verdad, él les dijo a sus discípulos ( quienes protestaron por este “desperdicio”), que por ese acto de amor ella sería recordada dondequiera que fuese predicado el evangelio.
Marìa lo unjió, justo dos días antes de que fuera crucificado. No dejo de pensar que la fragancia debe haber acompañado al Señor en todo el trayecto a la cruz y más allá. Recuerde que el perfume fue vertido sobre su cabeza, estaba en su cabello, y rodó hasta sus hombros, y como esperaríamos de un buen perfume, la fragancia permaneció en él.
Y me conmueve pensar que ese perfume quizas seguía en él cuando lo clavaron en la cruz. Y talvez, mientras otros le daban la espalda, le abofeteaban y escupian, Jesús podía respirar profundamente y percibir en ese momento el aprecio y devoción de una persona.
¡Oh la fragancia del amor de Dios! Ese amor tan caro, que costò la vida de su Hijo. Ese amor fragante se instala y permanece en nosotros, y puede sentirse aun en los momentos más difíciles. Cuando aguantamos nuestra propia cruz, cuando sufrimos el desprecio de otros, podemos ser animados por el dulce aroma del amor de Dios.
Que otros puedan percibir en tì la fragancia del amor de Dios.
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