Señor, escucha mi oración,
atiende a mi súplica.
Tú eres justo y fiel; ¡respóndeme!
2 Pero no me juzgues con
dureza,
pues ante ti nadie puede justificarse.
3 Mi
enemigo me ha perseguido con saña;
ha puesto mi vida por los suelos.
Me hace vivir en tinieblas, como los muertos.
4 Mi espíritu está
totalmente deprimido;
tengo el corazón totalmente deshecho.
5 Cuando
evoco los días de antaño,
y me acuerdo de tus grandes proezas
y pienso en todo lo que has hecho,
6 elevo mis manos hacia
ti,
pues tengo sed de ti. ¡Soy como tierra seca!
7 Señor,
¡respóndeme, que mi espíritu se apaga!
¡No te escondas de mí,
o seré contado entre los muertos!
8 Muéstrame tu
misericordia por la mañana,
porque en ti he puesto mi confianza.
Muéstrame el camino que debo seguir,
porque en tus manos he puesto mi vida.
9 Señor,
líbrame de mis enemigos,
pues tú eres mi refugio.
10 Tú eres mi Dios;
enséñame a hacer tu voluntad,
y que tu buen espíritu me guíe por caminos rectos.
11 Señor,
por tu nombre, vivifícame;
por tu justicia, líbrame de la angustia;
12 por tu misericordia,
acaba con mis enemigos;
¡destruye a los que atentan contra mi vida,
porque yo soy tu siervo!
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