"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


viernes, 24 de junio de 2016

EL HIJO OBEDIENTE.




El joven de 30 años camina  con pisadas firmes en dirección al rio.  A medida que se acerca escucha con mayor claridad al excéntrico predicador  que está anunciando  un reino distinto y predicando el arrepentimiento. 
 
Juan el Bautista, dice no ser el mesías, sino uno que es la voz que  clama en el desierto, allanándole  el camino al verdadero. Vestido con piel de camello, está dentro del agua a poca distancia de la orilla, la suficiente para que los seguidores convencidos entren a las aguas y sean bautizados. 

Entonces lo ve: Se trata de Jesús quien viene hacia él con la intención de ser bautizado. ¿Por qué? Se pregunta Juan, y nos preguntamos nosotros. Entiendo que esa era su forma de cumplir toda justicia. Era su manera de comenzar a identificarse con los pecadores y dar el ejemplo.  Por eso, los creyentes, con el bautismo nos identificamos con nuestro salvador en su muerte, sepultura y resurrección. 

Cuando Jesús es sumergido y levantado del agua, algo espectacular ocurre; el evangelio dice: “Tan pronto como Jesús salió del agua, vio que el cielo se rasgaba y que el Espíritu Santo bajaba sobre él como una paloma. Entonces vino una voz del cielo que decía: «Este es mi hijo amado con quien estoy muy contento».[i]

La aprobación y validación de un padre satisfecho, creo que es la expectativa que muchos hijos aspiran tener como vivencia. Usualmente se produce cuando el vínculo de padre-hijo es doblemente virtuoso: Un hijo obediente con un padre amoroso y dedicado.

En otro momento registrado en el evangelio: “Muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y fue a un lugar solitario para orar. Luego Simón y los otros que estaban con él salieron a buscar a Jesús. Cuando lo encontraron, le dijeron:
—Todos te están buscando.
Jesús les respondió:
—Vámonos a otros pueblos para que yo pueda anunciar el mensaje también allá. Para eso he venido.” [ii]

Generalmente tenemos mucho que hacer y quizá nos falte sabiduría para poner en orden nuestras prioridades. Pedro le dice “Todos te están buscando”. ¿No se ha sentido usted esa ansiedad, de que muchos le buscan y demandan mucho de su persona? Así vivimos hoy, con la presión que atenta impedir estar a solas con Dios. Saber detenerse y buscar dirección de Dios es indispensable.   Jesús nos modela la necesidad de oración, y estableció esto como prioridad, sin permitir que su agenda la dictara la gente, y sin perder de vista su determinación de cumplir el propósito de anunciar el evangelio. 

Buscar y obtener la aprobación de Dios, así como pasar tiempo en oración, le da un nuevo sentido de dirección y significado a la vida.


[i] Evangelio de Marcos Capítulo 1:9-13

[ii] Evangelio de Marcos, Capitulo 1:35-39

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