La Comunicación viral tiene entre sus efectos la posibilidad de propagar en pocos minutos, información que, fundada o infundada genera avalanchas de reacciones en las redes sociales. Un fenómeno digno de estudio es la inmediatez y ligereza con que la gente dicta sentencias implacables en base a una foto, un titular o una “causa” promovida por algún sector. En el tribunal virtual todos podemos ser jueces.
Por ejemplo, ante tragedias causadas por el
terrorismo o fenómenos de la naturaleza, algunos muestran su solidaridad en sus muros o cuentas
online, a los que otros reaccionan satanizando que se exhibe una solidaridad
parcializada, interesada y congraciada con unos en desmedro de otros.
Pero
el que juzga así, debe asegurarse de tener moral para hacerlo. Si por una foto
en redes sociales alguien te dice “Hipócrita, te solidarizas con Francia, pero
no con Haití”, supongo que ese alguien ya habrá enviado aunque sea una lata
de sardinas al sufrido pueblo que dice defender. Estoy segura que la mayor parte de quienes sí
están poniendo la solidaridad en acción, no tienen tiempo ni interés de que se sepa en las redes sociales.
A
unos y otros conviene entender que el dolor y la adversidad ajena no son
virtuales y tomar en cuenta la sentencia bíblica: “Por lo
cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en
lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo
mismo.” Romanos 2. 1
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