"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


lunes, 31 de octubre de 2016

DAVID: LAS FALTAS DE UN CREYENTE.

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El profeta Natan confronta a David
Un hombre conforme al corazón de Dios. Es la consigna cuando se menciona al célebre rey de Israel. Trascendente como ninguno, su trono y su persona son el preludio del trono y la persona del mesías, con una sola, seria y grave excepción: al primer David nada humano le fue ajeno, incluyendo el pecado.
La Biblia es tan transparente, que su utilidad alcanza a mostrarnos que aun el más espiritual y devoto creyente puede ceder y caer en tentaciones y prácticas contrarias a su profesión de fe. Las consecuencias devastadoras de errar, evidencian que, a pesar de tener una posición privilegiada, tampoco estaría exento de penalidad.
Caso 1: Mientras David era un fugitivo  huyendo  del rey Saúl,  experimentó un  momento de cansancio, pesimismo, ansiedad y  desesperación, al grado que se exilió e hizo pacto con el pueblo enemigo de los filisteos. Alianzas de este tipo nos dejan asombrados hoy día.  
 Estudiosos de la Biblia consideran en esa condición David traicionó su identidad espiritual.  Dejar tu casa, por más problemas que haya en ella, para entrar a la casa del enemigo, nunca puede ser bueno. Después de un año y 4 meses de alianza con Aquis, uno de los reyes filisteos, todos los aliados se proponian atacar a Israel.  El rechazo con el cual el resto de los aliados filisteos le plantaron cara a David fue casi providencial para evitar que este actuara contra su propia nación. La historia lo hubiera fichado como un traidor. (1 Samuel 27-30)
Caso 2: El error más escandaloso y grave de David incluyó adulterio, encubrimiento y asesinato.  Pero su alma estuvo perturbada y plagada de remordimiento hasta que la confesión y el arrepentimiento ante Dios tuvieron lugar. (2 Samuel 11).
Tal vez, como David, nuestras faltas sean serias, capaces de dañarnos a nosotros mismos y a terceros. Pero si hay la oportunidad de reconsiderar nuestros pasos, aceptar la responsabilidad de nuestras acciones y rogar por la benevolencia de Dios, se puede recuperar la paz personal y abrir un nuevo capítulo de cara al futuro.

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