La
fe es el principio de la felicidad, o dicho al revés: la felicidad comienza la
fe. Por eso hoy exploramos en la Biblia,
algunos episodios en que la risa se hizo presente:
SONRISA
NO. 120
El
nombre del hijo de Abraham, Isaac, significa “risa”. Quedó así para la historia
la reacción de sus padres al recibir la noticia de que en sus avanzadas edades,
Sara de 90 y Abraham de 100 años, concebirían y tendrían un bebé. Digamos que
fue una risa de incredulidad y sarcasmo. Sara lo recordaría cada vez que viera el rostro de su hijo.
SONRISA
NO. 121
“Cuando
el Señor hizo volver de la cautividad a Sion. Nuestra boca se llenó de risa.
Entonces decían entre las naciones: ¡Grandes cosas ha hecho el Señor con éstos!
(Salmo 126:1-2) (Experimentar libertad después de una larga opresión, sin duda
es motivo de gran regocijo).
SONRISA
NO 122:
En
el mismo orden anterior, Hay tiempo de llorar y tiempo de reír (Eclesiastés 3).
Por eso, Job aun habiendo experimentado grandes calamidades, mantenía la
esperanza segura de un nuevo capítulo en su vida, asegurando que el Eterno “…llenará tu boca de
risa, y tus labios de júbilo” (Job 8:21).
SONRISA
NO 123
Lucas
10.21 registra un momento en que Jesús manifestó visiblemente emociones de
alegría: En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te
alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas
de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque
así te agrado”
SONRISA
NO. 124
El
Padre, en la parábola del hijo pródigo, explica a su hijo mayor el porqué de su
reacción al recibir al hijo menor que los había abandonado: Mas era necesario
hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido;
se había perdido, y es hallado”. En general, el afecto de un padre por sus
hijos es incondicional, y la restauración de un vínculo familiar se espera, sea
motivo de regocijo. (Lucas 15:31)
SONRISA
NO. 125
En
el mismo orden, Jesús contó también una parábola sobre una mujer que pierde una
valiosa moneda. Cuando la encuentra, reúne
a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo; ya encontré la moneda
que se me había perdido” Les digo que así mismo se alegra Dios con sus
ángeles[b] por un pecador que se arrepiente. (Lucas 15: 8-10). La tristeza que
se experimenta cuando hemos perdido algo valioso, es real, pero las memorias
tristes se esfuman tan pronto lo recuperamos.
SONRISA
NO. 126
Jesús
tiene un solo mensaje con las dos historias anteriores y esta tercera: La oveja
perdida: Él entonces les contó esta parábola:
«Supongamos que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de ellas.
¿No deja las noventa y nueve en el campo, y va en busca de la oveja perdida
hasta encontrarla? Y, cuando la
encuentra, lleno de alegría la carga en los hombros y vuelve a la casa. Al llegar, reúne a sus
amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo; ya encontré la oveja que se
me había perdido”. Hay un padre (Dios) que anda en busca de aquel hijo (El ser
humano) que se ha alejado y extraviado de él. Cuando lo encuentra el gozo es
inexplicable, inigualable.
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