"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


viernes, 25 de enero de 2019

SUICIDIOS DE PASTORES Y SACERDOTES CRISTIANOS (II)


En la primera parte de este artículo, fue indicado que las investigaciones de los profesionales señalan la dura realidad de los sacerdotes y pastores que se envuelven  de tal manera en sus funciones  atendiendo a todos a su alrededor, pero son negligentes con su propia salud física, espiritual y emocional.
En los últimos días del pasado mes de diciembre, hubo noticias desagradables de líderes religiosos que cometieron suicidios. Esto ha puesto a muchos a analizar  los hechos acontecidos, para tratar de descifrar las motivaciones que conducen a esos actos por personas en quien se esperaba que prime solidez de fe y plenitud de esperanza en Dios. La auto-inmolación es un hecho que presenta un dilema teológico-moral, e interrogantes  de los sociólogos, terapeutas, psiquiatras y demás profesionales de la conducta humana; más ahora, se descubren las causas de los suicidios, pues  son múltiples. Cada caso tiene su propia explicación.  
Por ahora, los profesionales de la medicina y ciencias psico-sociales, expresan que los suicidios pueden ser por la consecuencia de: agotamiento físico-espiritual-emocional; profunda depresión; mortificante decepción; extrema ansiedad; tras el diagnosticado de una catastrófica enfermedad; uso y abuso de sustancias alucinógenas; protesta; símbolo de venganza; manera de resarcir un fracaso, cansancio de vivir aislado, falta consciente del proyecto o  propósito de vida.
Uno de los suicidios  más conocidos y reiteradamente  mencionado, es el de Judas Iscariote, el discípulo de Jesús de Nazaret quien mortificado de remordimiento por traicionar a su maestro, se ahorcó por motivo del oprobioso hecho. (Mateo 27: 3-5).
Los aborígenes de la isla de Santo Domingo, durante el sometimiento de los conquistadores, cometieron suicidios masivos por ahorcamiento y bebida de jugo de yuca amarga.
Durante los últimos tiempos se viene difundiendo numerosa información y noticias de intentos o hechos de suicidios en muchos pueblos del mundo. En Brasil se ha notado que el número de pastores que comete suicidios es alarmante. Debemos estar atentos a las inmolaciones en general, y particularmente en la República Dominicana.
Es preocupante lo que está sucediendo a todos los niveles de la sociedad, y se debe estudiar el porqué de esta ola de funestos hechos. Estas investigaciones deben ser llevadas a cabo por dirigentes religiosos, miembros de los medios de comunicación, y primordialmente por profesionales de las ciencias sociales y médicas. Se debe buscar formas para  alertar,  prevenir y ofrecer asistencia en casos de sospecha o intentos de auto destrucción.
El Periódico “Listín Diario”, (2017/07/26) trajo la información que se registraron 3,620 suicidios en el país durante los últimos seis años de 2011 al 2017. En la región Latinoamericano-Caribeño las tasas de suicidio son en promedio 7.3 por cada 100,000 habitantes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el promedio en los cinco países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia) se producen 19.8 suicidios por cada 100,000 habitantes. Esto es una gran paradoja, porque se establece que son los países más felices (Aleteia, 2014-02-01). Es chocante esta información, porque no se espera que hayan suicidios en sociedades de gentes felices; pues son países desarrollados y de mejor estabilidad política, nivel económico, y satisfacciones de utilidades y beneficios colaterales de escolaridad, salud, disfrute cultural, y buena jubilación. La riqueza, el bienestar social, y la aparente  profesión de fe religiosa, no son necesariamente muros de contención contra el incontrolable impulso que desquicia a la persona a que cometa suicidio. 
Es recomendable el fortalecimiento de los pasos dados por el Ministerio de Salud que está habilitando programas de atención mental. Al mismo tiempo, las iglesias deben  fomentar y establecer ministerios pastorales con  especialistas en centros de asistencia psico-sociales, con líneas telefónicas y otros medios de intercomunicación, a fin de ofrecer asistencia para orientar, prevenir y desactivar  intenciones de suicidios.
Telésforo Isaac

Obispo emérito Iglesia Episcopal/Anglicana

jueves, 24 de enero de 2019

¡LLEGO EL AÑO VERDE!



Después de 51 años, ¡Terminó la espera! Mi pueblo natal, San Pedro de Macorís, está eufórico en medio del éxtasis de la victoria. La llamada "Serie 23", ganó el campeonato este 23 de Enero! 

¡Las Estrellas Orientales son los campeones nacionales de la temporada de baseball invernal en República Dominicana.  La emblemática ciudad, que es cuna de múltiples  extraordinarios jugadores de baseball que han llenado de gloria a mi país, hoy experimenta el gozo de conquistar una corona que es un acontecimiento para todos los compueblanos menores de 51 años de edad.  ¡Enhorabuena San Pedro de Macorís!

Cada año que el equipo clasificaba para la final, el pueblo suspiraba por la llegada del “año verde”, lo cual hoy es una alegre realidad. Hoy que el verde es tendencia en todo el mundo por las campañas de protección al medioambiente y por la alimentación sana, entre otros motivos, no podía ser menos oportuna la victoria del equipo verde!

martes, 22 de enero de 2019

SUICIDIOS DE PASTORES Y SACERDOTES CRISTIANOS (I)



Por Telésforo Isaac. 
Obispo Emérito Iglesia Episcopal/Anglicana

Con frecuencia nos enteramos de suicidios de pastores, sacerdotes y dirigentes espirituales cristianos. Como es de esperar, nos quedamos pasmados por esas inesperadas noticias; pues esos hechos, especialmente de  devotos religiosos, causan dilema ético-moral, interrogante psico-social, incredulidad, decepción, suspicacia, y notablemente de manera impactante a los creyentes de la fe cristiana.  


El suicidio es el acto por el que una persona, de forma deliberada se provoca la muerte. Es uno de los males que más conmueve a los seres humanos de la Civilización Occidental, ya que es considerado bochornoso,  que avergüenza a los familiares, muestra deficiencia en la fe, evidencia inestabilidad emocional, ausencia de fortaleza espiritual, y es un problema ético-moral-social que lastima a la comunidad en general.

Son muchos los fieles cristianos que se conmueven y se entristecen, consternados y contraídos por las continuas noticias de muertes auto infligidas de hombres y mujeres que se  consideraban  almas piadosas de indubitable fe y consagración.

Era tradicional que los cristianos consideraran que cometer auto inmolación, era por impulso diabólico. Quien cometía ese vergonzoso acto, se iba ipso facto al infierno, porque no tenía fe, era farsante, ya que violaba el precepto moral de “no matar”; por tanto, el acto de quitar su propia vida era considerado como homicidio e imperdonable pecado.

Los avances de los estudios del comportamiento de los seres humanos, las ciencias sociales, y en particular, la siquiatría/sicología, comenzaron a afirmar que el suicidio es debido a trastornos mentales, tales como síntomas mixtos de: locura transitoria, alteración emocional, extrema ansiedad, depresión, impulsos causados por vergüenza,  venganza, desengaño, pérdida de la fe, desgaste de la esperanza, estado de sentirse rechazado, o de no ser amado, o saber amar. Pero también es de notar que un número considerable de los que se privan de su propia vida, son descendientes de parientes de tendencia suicida.

Para los religiosos de la fe cristiana, la persona que cometía suicidio perdía toda posibilidad de ser parte de la comunión de fieles, y se le negaba el ritual del entierro eclesiástico; y de no morir, la persona por sí mismo, era excomulgada, por la fracasada intención.

El muerto por suicidio, era enterrado en un lugar aparte en el cementerio, y de forma diferente a la tradicional. Entre muchos cristianos, aún perdura la consideración de las causas que inciden al suicidio, como diabólicas, inmorales y atentatorias a la voluntad de Dios; más sin embargo,  se está poniendo atención a las causas que infligen en el suicidio, y son notables algunos cambios en la mentalidad de los observadores y estudiosos de esta irritante cuestión.

Continuará…

miércoles, 16 de enero de 2019

LA LECCION DE LA OSTRA


"La vida en este mundo no valdría mucho si cada fuente de irritación fuera quitada, aun así la mayoría de nosotros nos rebelamos contra las cosas que nos irritan, y contamos como una fuerte pérdida lo que tendría que ser una ganancia.
Se nos dice que la ostra es inteligente, que cuando algún objeto irritante como un grano de arena llega a su interior, la ostra sencillamente la cubre con la parte más preciosa de su ser, y de allí sale una perla. La irritación termina allí al ser cubierta con esta formación de perla.
 Una verdadera perla, por tanto es una sencilla victoria sobre la irritación. Cada irritación que entra a nuestras vidas hoy es una oportunidad para crear una perla. Mientras más irritaciones nos arroje el diablo, mayor es la oportunidad que tenemos nosotros de hacer perlas. Lo único que debemos hacer es darles la bienvenida y cubrirlas completamente con amor. Eso es lo más precioso de nosotros, y esa irritación será quitada, y se transformará en perla. ¡Y qué colección de perlas tendríamos nosotros si hiciéramos esto!”-- Dr. Richard Seume

Anotación personal: Iniciar mi colección de perlas preciosas. 

DILO TODO A DIOS


Esta es una cita larga y es a la vez todo cuánto implica esta entrada en el blog.
“Dile a Dios todo lo que pasa en tu corazón, como quien descarga con un amigo todas sus alegrías y tristezas. Dile tus problemas, para que Él te pueda consolar, cuéntale tus alegrías, para que Él pueda moderarlas, dile a tus deseos, para que Él pueda purificarlos; exprésale tus antipatías, para que Él te ayude a superarlas; dile de tus tentaciones, para que Él te proteja de ellas, muéstrale las heridas de tu corazón, para que Él te las sane, exponle tu indiferencia hacia el bien, tú la inclinación al mal, tu inestabilidad. Dile cómo el amor por ti mismo te hace ser injusto con los demás, de cómo la vanidad te tienta para no ser sincero, como el orgullo enmascara lo que en realidad eres para ti mismo y para los demás.
Si derramas de esta manera delante de Él, todas tus debilidades, necesidades y problemas, no tendrás falta de temas de conversación. Nunca podrás agotar cada tema, ya que siempre se renovarán. Las personas que no tienen secretos el uno al otro nunca se quedan sin tener de qué hablar. Ellos no miden sus palabras, porque no hay nada que tenga que ser reservado para sí mismos, ni necesitan estar buscando cosas que cosas decir. Hablan de la abundancia del corazón, sin detenerse a evaluar, dicen lo que piensan. Bienaventurados los que pueden lograr este grado de familiaridad y profundidad en su comunión con Dios.”
François Fénelon
(1651-1715)

miércoles, 2 de enero de 2019

EL PASADO: ¿OLVIDAR O RECORDAR?


“No hablemos del pasado” frase usada y citada comúnmente, cuando de superar historias difíciles o desagradables se trata.

“No hablemos del pasado”, decimos, cuando desenterrar memorias trae consigo nostalgias agrias o agridulces.
“No hablemos del pasado”, porque algunas historias pueden boicotear  lo que se construye en el presente y arruinar el futuro.

Errores que cometimos, desgracias que sufrimos, culpas dormidas en nuestras conciencias. De todo aquello que nos lastima del ayer es de lo que solo Dios puede librarnos.

Y ahí están los museos, los libros de historia, las memorias contadas por los abuelos, los albums de fotografías añejas. Es para algunos un mundo de recreo retroceder: Recordar es vivir, dicen.

Aunque no está explícitamente planteado en el texto bíblico de Eclesiastés, en la lista de todo lo que tiene su tiempo y su hora en la vida, bien pudiera incluirse: Tiempo de olvidar y tiempo de recordar. Pero en efecto sí dice: “Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó” [i]

Pablo dice: “Una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.[ii] Pablo olvidaba un pasado que humanamente era envidiable, pero lo hacía porque tenía delante un camino más excelente.

Todas las experiencias, positivas y negativas que gravitan en los archivos invisibles de nuestra memoria, son parte inherente de quienes somos hoy día. Si los recuerdos son dolorosos y dañinos, no hay que rumiarlos, pero sí realizar algún ejercicio espiritual o emocional de “cierre” que nos permita sanar.  Por otro lado, las experiencias positivas son dignas de refrescar como motivación e inspiración para agregar más capítulos gratos a nuestra historia, pero sin caer en la trampa de querer repetir o regresar a etapas que se consideran superadas.




[i] Eclesiastés 3.15

[ii] Filipenses 3: 13-14

VERDADERA LIBERTAD


Hace más de dos mil años, Jesús se paró frente a un grupo de personas en una sinagoga y leyó algo que siglos antes el profeta Isaías había escrito de él:

“El Espíritu del señor esta sobre mí,
 y me ha consagrado,
para llevar las buenas noticias a los pobres;
 me ha enviado a anunciar libertad a los presos
 y dar vista a los ciegos.
 A poner en libertad a los oprimidos
 a anunciar el año favorable del señor[1]
                                                                                             
¿Cuál es la libertad que cristo ofrece?

Simplemente es la libertad de ser lo que Dios quería que fuésemos cuando nos creó. Esa libertad ha sido estropeada por una variedad de fuerzas, pero más profundamente por el pecado, el cual ha puesto grillos y cadenas en toda nuestra vida.
¡Yo no! Diría usted. Esto fue justamente lo que dijeron los judíos cuando Jesús les ofreció por primera vez su libertad.[2] Ellos estaban todavía usando máscaras de religiosidad, y Jesús gentilmente les quito las máscaras y les dijo: cualquiera que hace pecado, esclavo es del pecado. Esto es cierto y deprimente.
Y es por eso que todos hemos usado máscaras, para  tapar lo que está debajo. Sin embargo Jesús continuó hablando y dijo: “  Si el hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. Esta verdad es maravillosamente liberadora, verse libre al fin del temor, ya no tener que huir, ni usar máscaras, ni fingir libertad, ser verdaderamente libre en Cristo.
                                                                                                 
La libertad cristiana rescata al hombre de la paralizante sensación de culpa. Dios ya ha liquidado nuestra culpa, con la muerte de Jesús en la cruz.
La libertad cristiana, redime al hombre de ser dominado por lo que los demás piensan o esperan de él. Esa persona está libre para ser él mismo, el ser que Dios hizo, tal como es.
La libertad cristiana emancipa a la persona de la constante derrota que le causan sus malos hábitos y sus imperfecciones.
La libertad cristiana significa que podemos hablar honestamente con otras personas acerca de nuestras fallas, sabiendo que ellos padecen de lo mismo y nosotros hemos sido aceptados por Dios a pesar de ellas.
La libertad cristiana nos exonera de toda servidumbre, reglas viejas y nuevas cargadas de legalismo infructuoso.

Todos podemos lograr esta bendita libertad, porque la oferta de Jesús sigue en pie: “Si el hijo del hombre os libertare, seréis verdaderamente libres”.



[1] Lucas 4:18-19


[2] Juan 8:32-38



DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ


LA LUZ DEL MUNDO

Un nuevo año empezó, gracias a Dios somos testigos de ello.   Mis primeros pensamientos giran en torno a lo que es en esencia el propósito de la iglesia en este mundo. La biblia lo muestra con claridad cuando registra las palabras de Cristo: “Ustedes son la luz del mundo. Una luz asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro padre que está en los cielos” [1] Luego el apóstol Pedro dijo: “Ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”[2].
        
           La obscuridad suele causarnos una sensación de inseguridad, incertidumbre y temor debido a la imposibilidad de distinguir si hay peligro acechándonos o si vamos a tropezar. Así está el mundo; gente vagando en tinieblas, cayendo en las trampas del príncipe de las tinieblas, tropezando y dando tumbos en la oscuridad del pecado.  Sin embargo alguien dijo: yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Y aquellos que somos de él, de Jesucristo el hijo de Dios, somos luz, la luz de esperanza que este mundo necesita para encontrar a Dios, como nosotros un día lo hallamos.

LA LAMPARA  
              
Hace unos meses estuve de visita turística en unas cuevas, que, de no ir acompañados de guías que portaban linternas, hubiera sido una experiencia aterradora. En un momento del trayecto, solo para que experimentáramos la sensación de completa obscuridad y silencio, los guías apagaron las linternas por un minuto y nos pidieron hacer silencio. Solo sentíamos nuestra propia respiración.   Imagínese en una cueva, perdido y en completa obscuridad. Cuando trata de encontrar una salida, tropieza, cae y se siente cada vez más perdido. Mientras más busca, más se cansa y se desespera. Entonces,  vagando y buscando en la obscuridad, ve una luz a la distancia y cuando se acerca a ella se da cuenta de que es una lámpara, la toma y con su luz, encuentra un pasillo, evitando caídas peligrosas, grietas profundas y pasillos falsos. Al final encuentra un camino que promete llevarlo a la salida. Al ir ahora con la lámpara, ve cosas maravillosas que habían estado ocultas en la oscuridad. Finalmente la lámpara le muestra la salida de la cueva y ve nuevamente la luz y siente el calor del sol. ¡Qué alegría siente por haber encontrado la lámpara para escapar de la obscuridad y del desaliento!

Para muchos de nosotros la vida es como vivir en una cueva oscura, estamos confusos, no podemos encontrar el camino, constantemente encontramos obstáculos y nos desilusionamos. Dios entiende el problema, y nos ha provisto una lámpara, su Palabra, que nos guía hacia el camino correcto, Jesucristo, el camino hacia la vida eterna, donde podemos vivir en luz, como él está en luz.                                                 



[1] Mateo 5:15-16
[2] 1 Pedro 2.9