"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


miércoles, 2 de enero de 2019

VERDADERA LIBERTAD


Hace más de dos mil años, Jesús se paró frente a un grupo de personas en una sinagoga y leyó algo que siglos antes el profeta Isaías había escrito de él:

“El Espíritu del señor esta sobre mí,
 y me ha consagrado,
para llevar las buenas noticias a los pobres;
 me ha enviado a anunciar libertad a los presos
 y dar vista a los ciegos.
 A poner en libertad a los oprimidos
 a anunciar el año favorable del señor[1]
                                                                                             
¿Cuál es la libertad que cristo ofrece?

Simplemente es la libertad de ser lo que Dios quería que fuésemos cuando nos creó. Esa libertad ha sido estropeada por una variedad de fuerzas, pero más profundamente por el pecado, el cual ha puesto grillos y cadenas en toda nuestra vida.
¡Yo no! Diría usted. Esto fue justamente lo que dijeron los judíos cuando Jesús les ofreció por primera vez su libertad.[2] Ellos estaban todavía usando máscaras de religiosidad, y Jesús gentilmente les quito las máscaras y les dijo: cualquiera que hace pecado, esclavo es del pecado. Esto es cierto y deprimente.
Y es por eso que todos hemos usado máscaras, para  tapar lo que está debajo. Sin embargo Jesús continuó hablando y dijo: “  Si el hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. Esta verdad es maravillosamente liberadora, verse libre al fin del temor, ya no tener que huir, ni usar máscaras, ni fingir libertad, ser verdaderamente libre en Cristo.
                                                                                                 
La libertad cristiana rescata al hombre de la paralizante sensación de culpa. Dios ya ha liquidado nuestra culpa, con la muerte de Jesús en la cruz.
La libertad cristiana, redime al hombre de ser dominado por lo que los demás piensan o esperan de él. Esa persona está libre para ser él mismo, el ser que Dios hizo, tal como es.
La libertad cristiana emancipa a la persona de la constante derrota que le causan sus malos hábitos y sus imperfecciones.
La libertad cristiana significa que podemos hablar honestamente con otras personas acerca de nuestras fallas, sabiendo que ellos padecen de lo mismo y nosotros hemos sido aceptados por Dios a pesar de ellas.
La libertad cristiana nos exonera de toda servidumbre, reglas viejas y nuevas cargadas de legalismo infructuoso.

Todos podemos lograr esta bendita libertad, porque la oferta de Jesús sigue en pie: “Si el hijo del hombre os libertare, seréis verdaderamente libres”.



[1] Lucas 4:18-19


[2] Juan 8:32-38



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