El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha pensaba
que podía haber hecho jaulas para
pájaros y palillos de dientes si su
cerebro no hubiera estado tan lleno de ideas de caballería. La mayoría de la gente tendría éxito en las
pequeñas cosas si no estuviesen preocupados con las grandes ambiciones.
Southey dijo: "No es del hombre el descansar
en absoluto contentamiento. Ha nacido para alimentarse de esperanzas y
aspiraciones, como las chispas vuelan hacia arriba, a menos que haya embrutecido su naturaleza y
apagado su espíritu de inmortalidad que es su porción."
Sin embargo, hay que canalizar las ambiciones, pues
estas pueden ahogar la palabra de Dios y
hacerla infructuosa en nuestras vidas. Jesucristo dijo, en el contexto de la parábola
del Sembrador: "el que fue sembrado entre espinos, este es el que oye la
palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la
palabra y la hacen infructuosa." Si desea salvar su alma eternamente,
tenga cuidado con sus ambiciones.
(Foto por Georgina Thompson. Don Quijote en Casa de
Campo, Rep. Dominicana)
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