martes, 27 de mayo de 2025

¿A DÓNDE IR CUANDO ENFRENTAMOS ALGO MÁS GRANDE QUE NOSOTROS?


 Cuando la vida nos pone frente a situaciones que nos superan —una enfermedad grave, la pérdida de un ser querido, una crisis personal— esta pregunta se vuelve inevitable: ¿A dónde iremos? ¿A quién podemos acudir cuando nuestras fuerzas no alcanzan?

En Mateo 9:18–26 encontramos dos historias que nos muestran el camino: la de un padre desesperado por su hija muerta y la de una mujer excluida por una enfermedad crónica. Dos personas distintas, pero con algo en común: ambas acudieron a Jesús con fe.

El gobernante, líder de la sinagoga, se arrodilló ante Jesús. En lugar de recurrir a su posición o conocimiento religioso, se humilló y se rindió con fe. Reconoció que Jesús tenía poder incluso sobre la muerte.

La mujer, por otro lado, había agotado todas sus opciones. Religiosa y socialmente era considerada impura. Vivía aislada, sin esperanza. Sin embargo, creyó que con solo tocar el manto de Jesús sería sana. Y lo fue.

Ambas historias nos enseñan que no importa cuán desesperada o imposible sea la situación, podemos vencerla si venimos a Jesús con fe. Podemos traerle nuestros temores y cargas, y también interceder por quienes no pueden hacerlo por sí mismos.

Tal vez hoy tú también estás frente a algo que te sobrepasa. Puede ser una pérdida, una enfermedad, una situación sin salida. Pero no estás solo. Así como aquel padre y aquella mujer en el pasaje, tú también puedes venir a Jesús.

Él no se aleja de los que vienen con fe, aunque sea pequeña. No exige que llegues limpio o con todo resuelto. Solo te invita a acercarte. Y si lo haces, encontrarás en Él poder para vencer lo que parece imposible, gracia para lo que no entiendes, y consuelo en medio de la lucha.

¿A dónde iremos cuando enfrentamos algo más grande que nosotros? A Jesús. Él es suficiente.

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