lunes, 5 de mayo de 2025

JESÚS, EL MÉDICO DEL ALMA


En Mateo 9:9–13, Jesús hace una declaración sorprendente: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. Esta frase revela el corazón de su misión. Cuando Jesús llamó a Mateo, un cobrador de impuestos, y compartió la mesa con otros “pecadores”, rompió con las normas religiosas de su tiempo. Para muchos, los cobradores de impuestos eran traidores y pecadores públicos, indignos de la gracia. Sin embargo, Jesús se acercó a ellos con compasión, no con condena.

Los fariseos, por otro lado, confiaban en su propia justicia, creyendo que podían agradar a Dios mediante su pureza religiosa y obediencia estricta a la ley. Pero en su esfuerzo por ser correctos, perdieron de vista la misericordia. Jesús los confronta diciendo: “Misericordia quiero, y no sacrificio”.

El mensaje es claro: Jesús no vino por los que creen no necesitar ayuda, sino por los que reconocen su necesidad. Él es el médico que vino a sanar a los enfermos del alma. Si creemos que podemos ganar el favor de Dios con nuestros méritos, cerramos la puerta a la gracia. Pero si reconocemos nuestra condición, entonces descubrimos que Jesús vino precisamente por nosotros.

Hoy, dejemos de lado todo intento de justificar nuestra vida por obras o apariencias, y acerquémonos humildemente a Aquel que no vino a buscar justos, sino a salvar pecadores.

Imagen: Pixabay de uso libre. 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sus comentarios son bienvenidos!