El mundo está convulsionado, en lo social, político y económico; paralelamente el planeta gime y literalmente se sacude evidenciando los desajustes a los que tal vez, (y solo me atrevo a especular al decir tal vez) lo ha llevado el abuso de la propia mano humana.
Cada día nos sobrecogen las conflagraciones del medio oriente, cuyas ráfagas repercuten en nuestra economía doméstica. Y así mismo, cada día nos sobrecogen los dramáticos eventos naturales que trastornan cualquier punto del planeta.
Hoy nuestro corazón se une a Japón, en solidario respaldo moral y espiritual con nuestras oraciones.
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