Los estudios realizados permiten afirmar que la violencia de género es una actitud aprendida, que se construye a partir de patrones de valor masculino, que otorgan una categoría de superioridad de unos seres humanos sobre otros.
Y entonces vemos el patron que perpetua los riesgos ser mujer en nuestra cultura: La mujer como objeto sexual, como objeto publicitario, como adorno decorativo, como carnada de mercadeo. La mujer objeto no es respetada, es usada, es una propiedad más. El patrón cultural insinúa que la mujer es comprable, usable, y desechable.
Es una pena que la mujer tenga que pagar más “impuestos”, para lograr lo mismo que el hombre. Si quieres destacar profesionalmente, debes tener mucho más alto nivel de preparación y aceptar salarios inferiores. Cual es el patrón aquí: dar más y recibir menos. El acoso en el ambiente laboral es una epidemia silenciosa, a la que muchas mujeres tienen que resistirse por dignidad, pero pagando un alto precio por no tener elementos suficientes que sustenten una denuncia.
Y es una pena tambien que la mujer continúe siendo enseñada bajo patrones que fomentan el machismo. Hay muchos prejuicios, mitos, cinismo e ignorancia gobernando las actitudes y las conductas de los individuos en nuestra sociedad.
¿Políticas públicas?
Las leyes son insuficientes, y pobremente aplicadas, a veces hipócritamente promovidas de acuerdo a intereses politicos particulares y coyunturales
El sistema es aun débil en responder a la realidad. El personal que atiende los casos denunciados necesita ser solidario, empatizar con las victimas y no subestimar el nivel de riesgo que estas viven. No hay programas de prevención. La prevención necesita ser diseñada, premeditada, insertada en todos los escenarios que inciden en los cambios sociales.
El papel de la Iglesia.
La iglesia tiene un papel fundamental en este orden, para promover que todos los seres humanos somos iguales en dignidad, del mismo valor ante nuestro creador. La iglesia esta llamada a ser agente que compasión, agente de transformación, está llamada a promover los valores espirituales que modifiquen los valores distorsionados y prejuiciados con que pensamos y actuamos. La iglesia está llamada a clarificar las doctrinas que muchos malinterpretan para no intervenir en casos de real abuso.
La iglesia está llamada a ser la mano de Dios, confortando a los que sufren violencia, Jesús vino a sanar a los quebrantados de corazón, y ha prometido, y esa es mi mayor esperanza, que un día, el enjugará toda lágrima de nuestros ojos.
Aunque la tarea sea enorme, aunque el gigante de la violencia parezca invencible, más grande y más invencible debe ser nuestra voluntad de enfrentarlo. Dios está de nuestro lado.
GTHOMPSON, 28-11-09
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