El Príncipe de paz ha venido - de quien se dijo que,
"lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán limite";
Los ángeles heraldos lo proclaman todavía, y escuchamos su
"GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS,
y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres"
¿Qué podemos hacer sino responder en gozoso énfasis:
"Porque un niño no es nacido, hijo no es dado, y el principiado sobre su hombro; y se llamará Admirable, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz."?
Es su presencia la que puede llenar nuestros hogares con gozo y canción.
Si El viniese nuevamente, tornando el agua de la vida en vino, tocando nuestros enfermos para que sean sanados, limpiando, perdonando, bendiciéndonos - como (de seguro) lo hará si le damos lugar - entonces, verdaderamente, debemos estar contentos. El gozo de la Navidad es Cristo mismo.
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