Por Telésforo
Isaac
La religión
tiene modos en espacio y tiempo para tratar de evangelizar, enseñar, persuadir
e interceder para ayudar a disminuir tensiones y sanar conflictos; pero
universalmente, son individuos los que se destacan en la búsqueda de mediación y
reconciliación.
La
predicación del evangelio de Jesús el Cristo puede tener incidencia positiva
para reducir ansiedades, curar heridas espirituales, resolver problemas
entre personas, grupos o pueblos. Aun sea esto verdad, todo intento para subsanar
dificultades conlleva una dosis de paciencia, capacidad persuasiva, inteligencia
espiritual, serenidad y una imagen positiva de credibilidad.
Regularmente estos logros los alcanzan individuos de habilidades
especiales y no de grupos o instituciones religiosas.
Para obtener
resultado efectivo en la búsqueda de atenuar o sanar discrepancias entre
partes conflictivas, debe proveerse de planes que tengan una dinámica
apropiada, sensible, razonable y flexible. No se puede ser
exagerado, radical, ni mucho menos dar demostración de favoritismo a una
de las partes. Hay que ser objetivo, paciente, pleno de fe, lleno de esperanza e integridad de amor.
Hay que
señalar que a través de los siglos, en repetidas ocasiones la religión ha
sido elemento agresivo, determinante e incitante en tensiones y
conflictos. La historia nos cuenta de los problemas entre grupos religiosos
como el cristianismo y el mahometismo, entre cristianos considerados
ortodoxos y grupos señalados como heréticos. Las cruzadas, expedición militar contra los
infieles y en la actualidad los problemas que hay en muchos lugares del África
y del Oriente Medio, donde hay tensiones, luchas, persecuciones incitadas por
tendencias religiosas.
En vista de
lo dicho anteriormente, cuando se habla de evangelizar para atenuar tensiones y
sanar conflictos, se debe tomar en consideración lo dicho del Señor Jesús en
Mateo 7:1 y 3-5, “No juzguen a otros, para que Dios no los juzgue a ustedes… ¿Por qué
te pones a mirar la paja que tiene tu hermano en el ojo, y no te fijas en el tronco que tu tienes en el tuyo?
¡Hipócrita!, saca primero el tronco de tu propio ojo, y así podrás ver bien
para sacar la paja que tiene tu hermano en el suyo.”
Seamos
sinceros, porque en muchos casos, ‘las religiones’ no tienen realmente la
capacidad ética-moral para resolver tensiones ni conflictos entre grupos. Como
bien se sabe, aun dentro de una misma confesión de fe son muchos los
grupos que están continuamente en tirantez. Hay cientos de miles de grupos
religiosos que tienen despechos entre sí, y esto hace que no se tenga la
propiedad esencial para evangelizar ofreciendo ayuda de manera efectiva a fin
de aminorar tensiones o sanar conflictos.
Si aceptamos
como realidad lo arriba señalado, entonces se debe pensar y actuar
tomando en consideración lo que nos dice San Pablo: “Sean humildes y amables;
tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor, procuren mantenerse
siempre unidos, con la ayuda del Espíritu Santo y por medio de la paz que ya
nos une. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como Dios los ha
llamado a una sola esperanza. Hay un solo Señor, una fe, un bautismo; hay un
Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y
está en todo”. (Efesios 4:2-5)
Telesforo
Isaac es Obispo Emérito de la Iglesia Episcopal/Anglicana
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