Hoy la prisa del dolor
te ha aproximado,
Y en mi perplejidad
atino a saborear
El ajenjo de tu pena,
que hago mía.
Hoy te invito a llorar
en mi hombro,
Como tantas veces he
llorado en el tuyo.
Hoy te acerco mi oración
y mis bendiciones
Como tantas veces tú me
has bendecido.
Recuerda que aun prevalecen
la fe, la esperanza, y el amor.
-GThompson, 13-11-2013
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