Hoy quiero invitarte a reflexionar conmigo sobre lo que realmente significa seguir a Jesús. A veces usamos esa expresión con ligereza, como si se tratara de ser fan de una figura pública, de seguir famosos en redes sociales o simplemente de admirar a alguien desde lejos. Pero Jesús nos muestra que seguirle implica mucho más.
Sea cual sea
el costo.
Mateo 8:18-22,
Jesús nos hace ver que seguirlo tiene un costo. Uno de los hombres que se le
acercó quería seguirlo, pero primero quería enterrar a su padre. La respuesta
de Jesús puede parecer dura, pero nos enseña que los verdaderos seguidores de
Cristo no se aferran a lo temporal, porque saben que su ciudadanía está en los
cielos. Los seguidores de Jesús son peregrinos, y eso significa que a veces
habrá que dejar atrás comodidades, planes personales o incluso expectativas
familiares.
Sea cual sea la
tormenta
Después, los
versículos 23 al 27 nos llevan a una barca en medio de una tormenta. Jesús está
con sus discípulos, pero ellos sienten que todo está fuera de control. ¿No te
has sentido así a veces? Como si las tormentas de la vida fueran demasiado
fuertes y Jesús pareciera estar dormido. Pero Él sigue siendo el Señor del
viento y del mar. Solo su palabra basta para calmar la tempestad. La pregunta
sigue siendo la misma hoy: ¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le
obedecen?
Sea cual sea la
oposición
Finalmente, en
los versículos 28 al 34, Jesús enfrenta una oposición inesperada. Libera a dos
hombres poseídos. Es curioso notar que los evangelistas narran este episodio
con algunos detalles diferentes. ¿Por qué? Tal vez porque cada uno enfatiza un
aspecto distinto de lo que vieron. Lo importante es que todos coinciden en lo
esencial: Jesús tiene autoridad sobre el mal.
Y aún más
impactante es cómo la gente del pueblo reacciona: prefieren que Jesús se vaya
antes que permitir que transforme sus vidas. Hoy también podemos cerrar el
corazón. Si le decimos que no, una y otra vez, llegará el momento en que Él
respetará nuestra decisión y se apartará.
Seguir a Jesús
no es un camino fácil, pero es el único que lleva a la vida. Sea cual sea el
costo, la tormenta o la oposición, vale la pena seguir al Maestro.
He decidido seguir
a Cristo, no vuelvo atrás, no vuelvo atrás.