Esta semana, recuerdo
momentos curiosos y algunos divertidos que se dieron en la dinámica de viajar y
exponerme a choques culturales y confusiones étnicas e idiomáticas. Son parte de
mi cofre de gratos recuerdos.
SONRISA
NO. 57
El Azafato del vuelo
avanzaba por el pasillo con su carrito
bien surtido de botellas y termos ofreciendo a los pasajeros las opciones de
bebida. Cuando me preguntó con--su español ensayado-- qué deseaba tomar, respondí:
--agua, por favor
-- ¿Con gas o sin gas?
--Sin
gas por favor
--Con hielo o sin hielo?
-- Agua, solo agua por favor.
--Agua solo?y se echó a reír
--Sí, (ja, ja, ja!) Agua solo, gracias.
Después de servirme el agua, se pasó bromeando todo el tiempo de vuelo,
cuando pasaba cerca de mí decía:
“Whisky solo?, vodka solo?, “¡Agua solo!”
(Como que le hice el día).
SONRISA
NO. 58
Regresaba de Holanda en un vuelo de KLM. A bordo me separaba el pasillo de un grupo de
tres jóvenes que venían ensayando frases en español y se reían a todo dar cada
vez que las repetían.
En un momento me consultaron si estaban
pronunciando bien y les apoyé a memorizar y perfeccionar su pronunciación. Más
allá de las frases de cortesía, buenos días u Hola, sus frases de supervivencia
eran:
“¿Dónde
está el baño?” y
“¿Cuándo
es que se come aquí?”
SONRISA
NO. 59
Durante la estadía en Holanda, por cierto,
estaba tomando una capacitación de tres semanas con un grupo multicultural:
tres alemanes, dos africanas un polaco,
un finlandés y dos norteamericanos.
Después de un par de días de interacción tuve una conversación muy amena
con Thomas, uno de los jóvenes alemanes. Entre las cosas que charlamos, de
pronto él me pregunta ¿En qué parte de
África queda República Dominicana? A partir de entonces, donde quiera que tengo
que identificarme, trato de tener disponible un mapa para señalar dónde queda la isla que
me vio nacer.
SONRISA
NO. 60
Cada domingo en la mañana lo usual es que
esté sentada en un templo. Esa vez, se trataba de una iglesia cristiana en una
comunidad de Nairobi, Kenia. Tenía yo la enorme dificultad de no entender lo
que se estaba diciendo desde el púlpito.
Sin embargo, veía que el pastor mientras hablaba me miraba y me sonreía,
hasta que por fin, comenzó a hablar en inglés y entonces supe que en tres
idiomas distintos en los últimos dos minutos, intentaba hablar conmigo y que yo
respondiera: intentaba saber quién era
la visitante, y de qué tribu sería yo!
Del kiswahili solo recuerdo el saludo: Karibu!. De modo, que mientras no
abra la boca y nadie me hable, puedo pasar fácilmente por africana.
SONRISA
NO. 61
Mi primer viaje a Bonaire, en 1990, cuando no
había redes sociales y mis anfritriones no me conocían, mi equipaje fue
prácticamente el último en salir de la correa del pequeño aeropuerto no quedaban muchas personas por salir a la par conmigo. Cuando
finalmente salgo, una delegación del comité de hospitalidad, dos misioneras estadounidenses de Radio Trans Mundial , me esperaban con un
letrero con mi nombre. Me acerqué y me identifique como “Hola, I am Georgina
Thompson” Se quedaron un poco confusas brevemente, se miraron entre sí y con
simpatía me dijeron en inglés (Traduzco) “Perdón, por tu nombre gringo, creímos estar esperando
una gringa”.
SONRISA
NO 62
En Sao Paulo Brazil, hace tal vez unos 15 años, fui de compras con
la anfitriona de mi estadía, que encantada estuvo dispuesta a andar de tiendas
conmigo cada minuto que tuviera disponible. Yo estaba interesada en una
chaqueta/blazer color gris, pero nadie entendía a qué me refería con el término
gris, porque no se les ocurría a qué color me refería. ¡Tanto que daba yo por
sentado que quien habla portugués entiende español!. Por fin, cuando encontré algo color gris, lo
señalo y digo, “éste es el color gris” mi amiga replica: “ Ahhhhh! Cinza! Color cinza!. Luego con el color
de los zapatos, no debía decir Zapato Negro, sino Zapato Preto!. De paso me advirtieron nunca decir en Brasil que la
comida estaba exquisita, pues para ellos
sería ofensivo (el significado es casi opuesto al cumplido agradable que
es en Español). Cuando me encontré con múltiples letreros en distintos lugares
que decían “Borracharía” creía que se trataría de un bar, pero son los gomeros
que tapan neumáticos pinchados. Antes de regresar a Brasil… Eu quero
aprender a falar portugués!
SONRISA
NO. 63
En un breve viaje de 3 días a Filipinas tuve
la magnífica oportunidad de compartir con gente muy cortes y hospitalaria, a la
vez que experimentar un poco de su gastronomía. Pero me inquieté con la primera
invitación almorzar, cuando mi anfitriona, mi colega de Recursos Humanos en
Eclof Filipinas, me permitió elegir el plato que ordenaría, pero luego me
pregunta qué creo de lo que ella va
pedir. No entendía por qué, hasta que al llegar la orden a la mesa ella
con plena tranquilidad se sirvió de mi plato!
A seguidas también me insistió que debía tomar del de ella. En las
próximas comidas, con grupos más amplios, la socialización era aún más
compleja, pues todos tienen que aprobar lo que uno pide y todos comen de lo que
ordenan los demás!
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