Basado en Hageo 1:1-15
El pueblo de
Israel había regresado del exilio con la misión de reconstruir el templo de
Dios. Sin embargo, el proyecto quedó en pausa porque surgieron otras
prioridades. La incertidumbre política y económica los llevó a enfocarse en sus
propias necesidades, postergando la obra del Señor.
Ante esta
realidad, Dios envió a Hageo con un mensaje claro: es tiempo de priorizar lo
que realmente importa.
El profeta les
hizo ver que su descuido espiritual afectaba todas las áreas de su vida. Sus
cosechas eran escasas, sus esfuerzos no daban fruto y su satisfacción era
pasajera. ¿La razón? Habían puesto su bienestar por encima de su relación con
Dios.
Una lección para nuestro tiempo
Hoy, el templo
de Dios no es un edificio físico, sino su iglesia, su pueblo. Jesús nos ha
llamado a edificar su casa a través del evangelismo y el discipulado. Sin
embargo, al igual que los israelitas, muchas veces permitimos que las
preocupaciones diarias nos distraigan y descuidamos lo eterno.
Dios nos llama
a reflexionar:
- ¿Hemos dejado a un lado nuestra misión por
enfocarnos en lo urgente pero pasajero?
- ¿Hemos permitido que nuestras preocupaciones
financieras o personales tomen el primer lugar?
- ¿Estamos verdaderamente construyendo la casa
de Dios con nuestras vidas?
Nuestra respuesta
El pueblo de
Israel escuchó el llamado de Hageo y respondió con reverencia y obediencia.
Dios les aseguró que estaría con ellos en el proceso.
Hoy, el mismo
llamado resuena en nuestros corazones. Es momento de examinar nuestras
prioridades, derribar lo que nos aleja de Dios y ponerlo a Él en el centro.
Cuando lo hacemos, su presencia y bendición nos acompañan en todo lo demás.
"Yo estoy con vosotros, dice Jehová." – Hageo 1:13
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