Cuando se sienta presionado y abrumado o se sienta confundido acerca de una decisión, disciplínese, vaya a un lugar silencioso y preséntese delante del Señor en oración a esperar su voz. El mundo le puede estar gritando ¡Apúrate!, pero el Señor le manda que espere. Recuerde el Salmo 32: 8: “Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar, sobre ti fijaré mis ojos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sus comentarios son bienvenidos!