La palabra “ministerio” es una palabra muy mal entendida hoy. Todos los creyentes
están en el ministerio. En realidad, debemos decir que ninguno de nosotros está
fuera del ministerio si somos hijos de Dios. Es decir, que cada creyente tiene
un ministerio, y la palabra que se utiliza aquí es la misma palabra que se usa
para la palabra “diácono”, digamos de paso. Y esa es una palabra muy hermosa
que tenemos. Él está diciendo aquí: “Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor
porque me tuvo por fiel poniéndome en el ministerio”.
Todos
nosotros somos ministros; cada creyente es un ministro del Señor Jesucristo.
Pablo hasta llama a los gobernantes, ministros. Ellos son ministros de Dios, ya
que esta gente ha llegado a ocupar ese lugar de poder, gracias a los votos de
los demás. La gente le dio ese cargo; pero, amigo oyente, creemos que Dios está
en control, y muchas veces dirige lo que ocurre aquí con esta humanidad en la
tierra. Y ese hombre, no importa quién sea él, es un ministro de Dios. Así es
como ese cargo debería funcionar.
Ahora, si funciona así o no, no es lo que
estamos tratando aquí en realidad. Lo
que queremos enfatizar es que usted es un ministro. A usted se le ha
encomendado un servicio que cumplir. Pablo le está dando gracias a Dios porque
Él le ha colocado en un servicio, que en su caso en particular, era el ser
misionero.
(Notas
del estudio de hoy Jueves 21 de Junio en el programa “A Través de la Biblia”)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sus comentarios son bienvenidos!