Si
en algún momento creemos y decimos que el camino del evangelio en esta vida
está libre de sufrimiento, nos equivocamos. Las pruebas llegan mientras camínanos
con Dios. El apóstol Santiago dice: “Hermanos míos, tengan por sumo gozo cuando
se encuentren en diversas pruebas” [i]
Diversas pruebas= problemas de toda clase. No todos tendrán los mismos desafíos,
pero para cada creyente hay un propósito en medio de esa prueba.
Para
crecer en medio de las pruebas es necesario entender qué significa el gozo en
este contexto, es como si Dios nos dijera “Regocíjate, porque estoy a punto de
comenzar un trabajo en tu vida” Ese gozo
es la convicción anticipada del resultado que Dios ha de producir: un carácter
maduro. Las pruebas son permitidas por
un Dios soberano para desarrollar en nosotros un carácter cada vez más parecido
a Cristo y menos parecidos a nosotros mismos. Las
pruebas son pues, ese método que, aunque
doloroso, nos ayuda a mantenernos espiritualmente en forma.
Para
salir airosos de las pruebas es necesario pedir sabiduría a Dios. Esto requiere
humildad de nuestra parte, porque de lo contrario estaremos luchando en
nuestras propias fuerzas e intentando resolver las dificultades conforme a
nuestro limitado entendimiento.
Asimismo
es necesario creer que Dios nos dará sin reservas esa sabiduría que necesitamos
para así obtenerla de hecho. Así evitamos ese dilema de pedir ansiosamente
a Dios por ayuda, mientras al mismo tiempo dudamos que él vaya realmente
responder. El doble ánimo, la inconstancia y la duda, son parte de las
flaquezas de nuestro carácter que deben desaparecer en la prueba y son sustituidos por la paciencia y
la perseverancia.
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