Los problemas de hoy no se resuelven tanto con fuerza bruta, más bien mediante el pensamiento creativo e inspirado. Resolver problemas es una función esencial del liderazgo, de manera que los líderes no pueden llegar al estancamiento intelectual. Los buenos líderes nunca cesan de aprender. Buscan la compañía de gente sabia. Leen libros y artículos de grandes líderes y pensadores. No solo leen lo popular que satura el mercado, sino que hallan autores que los desafían en sus paradigmas y refrescan la visión de su campo profesional o industria.
Los líderes espirituales también permiten al Espíritu Santo guiar su proceso de pensamiento, fundamentado en las eternas verdades de Dios más que en las variables tendencias de la sociedad actual.
Los líderes no solo son lectores, también son pensadores que reflexionan sobre sus experiencias de vida y aprenden de ellas.
HIPERSENSIBILIDAD
Si un líder recibe 10 palabras de aprobación por cada palabra de crítica. ¿Cuál voz le suena más fuerte?
La gente que no es capaz de manejar las críticas no debería aplicar para posiciones de liderazgo. Ser criticado, mal interpretado, y que sus motivaciones sean cuestionadas no es placentero, pero es un aspecto inevitable del liderazgo. Es imposible para los líderes evitar ser censurados. Si toman acciones decisivas, están abiertos a las críticas por ser muy reaccionarios. Si son muy cautelosos, son murmurados por ser indecisos. De cara a esta realidad, ser criticados como quiera que procedan, los líderes tienen dos opciones: renunciar al liderazgo o hacer lo que saben que es correcto y confiar en la reivindicación de parte de Dios. Jesús dijo: Si a mi me persiguen, también a vosotros os perseguirán. (Jn 15:20)
LETARGO ESPIRITUAL
Para la mayoría, los líderes son personas auto motivadas. Su rol es ver que las cosas se hagan. Su entusiasmo para hacer que las cosas sucedan los tentará a que renuncien a la “pasiva” búsqueda de pasar tiempo con Dios. Muchos líderes tienen su relación con Dios en el primer lugar de su lista de prioridades. Al menos así es como saben que debería ser. Pero… con tanto trabajo que coordinar y tanta gente que motivar… inadvertidamente relegan su propia vida espiritual a un punto irrelevante de su agenda, al grado que su se van desconectando a si mismos de la fuente que es Cristo, y sus logros terminan en “vanidad y aflicción de espíritu” (Ecl. 1:14).
En la próxima entrada:
Otros vicios y trampas del liderazgo:
- Negligencia domestica
- Descuido administrativo y
- ¡Prolongado tiempo en el puesto!
Traducido del libro Spiritual Leadership, de Henry T. Blackaby.
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