"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


sábado, 8 de noviembre de 2008

OTROS VICIOS Y TRAMPAS DEL LIDERAZGO III, FINAL



NEGLIGENCIA DOMESTICA.

Teodoro Roosevelt, cuestionado por un amigo en una ocasión, sobre por qué no tenía un rol más activo en supervisar a su hija Alicia, una joven de espíritu libre, Roosevelt respondió: “Puedo ser presidente de los USA o puedo ocuparme de Alicia, no puedo hacer ambas cosas”. Esa es la realidad de un gran número de líderes.

Cuando ostentan posiciones de influencia y responsabilidad, a menudo ellos luchan para equilibrar su rol como líderes en el trabajo y líderes en casa. Billy Graham relató con transparencia muchas situaciones de este orden. En su autobiografía confesó que si pudiera reiniciar su vida hubiera viajado menos y ocupado más tiempo con su familia. Nadie cuestiona la labor ni reputación de este hombre de Dios, pero cada líder puede aprender de su experiencia familiar.

Nelson Mandela sacrificó todo lo que tenía para liberar a su pueblo. Eventualmente logró su meta, ganó el premio nobel de la paz, y fue electo presidente de Sudáfrica. Pero a la vez, Mandela sufrió dos divorcios y pasó muchos años en prisión privado de tener contacto con sus hijos.

Los líderes sabios se esfuerzan para preservar sus familias en medio de las presiones de su vida profesional. La mayoría ama profundamente a sus familias, pero fallan en tomar medidas que garanticen el grado de prioridad que estas requieren.

DESCUIDO ADMINISTRATIVO.

Los líderes son visionarios por naturaleza. Muchos enfocan tanta atención en la visión de hacia dónde están guiando sus organizaciones que fallan en construir la clase de organización que pueda finalmente llegar a su destino. Es como un conductor que tiene un mapa y sabe exactamente hacia dónde va, pero no se detiene a chequear el combustible y el aceite de su vehículo. Aunque se enciendan las señales de advertencia en el panel de control y emanen ruidos desde el motor, el viajero está absorto en pensamientos sobre lo que hará una vez llegue a su destino. Los líderes pueden, como este conductor, terminar desviados, muy, muy lejos de donde querían llegar. Los líderes deben cuidar ambas áreas, la visión y la administración o sus organizaciones colapsarán. La comunicación y la resolución de conflictos son dos competencias indispensables. Una vía para determinar la salud de una organización es medir cuanto tiempo toma que el máximo líder se entere de un problema vigente. Tarde es si los problemas hacen metástasis mientras el líder atiende otras cosas.

PROLONGADO TIEMPO EN EL PUESTO.

El problema de muchos líderes es que ellos gradualmente llegan a ver su identidad como intrínsecamente ligada a su posición. Ellos disfrutan el respeto y la influencia que viene con su posición como cabeza de una organización. Como resultado, ellos vacilan a la hora de pasar la antorcha a un liderazgo emergente aun cuando la necesidad de cambio sea evidente para otros en la organización. Ellos fueron líderes exitosos y asumen que aún lo son. Es patético como hay instituciones cuyos líderes han envejecido y se aferran heroicamente a seguir liderando en base a los triunfos pasados, mas siendo inefectivos al presente. Podrían argumentar que es por lealtad, pero en el plano más profundo podría tratarse de egoísmo. Los líderes de integridad reconocen cuándo ya han dado sus más meritorias contribuciones y son capaces de dar paso a las nuevas generaciones, por el bienestar de la organización. Los Líderes astutos pueden “leer” los signos organizacionales y reconocer cuándo es tiempo de salir.

CONCLUSION:
Las trampas y vicios del liderazgo: 1) Orgullo, 2) Pecado sexual, 3) Cinismo, 4) Codicia, 5) Holgazanería mental, 6) Hipersensibilidad, 7) Letargo Espiritual, 8) Negligencia Doméstica, 9) Descuido administrativo y 10) Prolongado tiempo en el puesto.

Desarrollar una conciencia saludable respecto a las trampas que pueden traer caída y desgracia a los líderes es el primer paso para evitarlos. El segundo paso es establecer salvaguardas que provean protección en tiempos de tentación o indecisión. Con esfuerzo deliberado, buena planeación, y mucha oración, no necesitan sucumbir a estos flagelos. El autor sugiere hacerse parte de un pequeño grupo de líderes que velen unos por otros respecto a ser y seguir siendo los líderes que Dios los ha llamado a ser.

Traducido del libro Spiritual Leadership, Henry T. Blackaby.

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