Los estudiantes están en el aula con sus trabajos de investigación preparados esperando al profesor. Forman parte de la matricula de una prestigiosa universidad del país, cuyos créditos privan a la mayoría de tener un asiento allí. Cuando el profesor entra, lo reciben con miradas frías y con el prejuicio de estar ante una especie de hombre primitivo, al menos un ejemplar del Cro Magnon o algo así… Saluda y solicita la exposición y entrega de los trabajos. El murmullo y queja generalizada es porque, en la era cibernética, este profesor solo recibe de sus alumnos documentos manuscritos.
Es que se hartó de la burla del copy and paste, (copiar y pegar). Se dijo a si mismo que la única garantía de que se haya hecho algo, aunque al final el trabajo sea plagiado, es que tengan que manuscribirlo. “Tal vez algunos ni eso hagan y pongan a la hermana o a la tía a escribir, pero la mayoría quizá no tenga opción mas que sentarse a escribir y en consecuencia, algo les quedará y yo estaré cerca de lograr mis objetivos académicos”. Creo que es un maestro que se respeta.
Volteemos la torta…
Sentada en una universidad con currículo para adultos, haciendo un diplomado en Administración de Recursos Humanos, espero por la profesora junto a mis compañeros de estudios (18 mujeres y un solo hombre que poco después desertó ¿Será una carrera para damas?) La Licenciada que aun no conocemos se demora. La coordinadora entra y nos tranquiliza. Es que la profesora es una alta funcionaria del Banco Central y ese día parece que el gobernador la retuvo. Ya viene…
Al entrar la flamante funcionaria, una hora tarde, trae en sus manos el programa de clases. Nos dice que será exigente, que espera formar personas al mas alto nivel, que no tiene tiempo para mediocridades. Manda a fotocopiar el programa. Entre tanto hacen las copias, habla de sí misma, de sus funciones en el banco… de su perro al que le puso el nombre del cardenal… de sus apellidos familiares sonoros… Cuando llegan las copias, nos recomienda comprar al menos dos títulos de la Bibliografía, y leer los capítulos que se relacionan con el primer tema del programa. Nos dan las copias y nos despedimos hasta la próxima semana… Cuando llego a casa, reviso el programa, lo encuentro confuso. Digito un par de frases del mismo en Google... Es el programa, íntegramente copiado, para esa asignatura, de una universidad mexicana. Si al menos lo hubiéramos realmente abarcado y trabajado, hubiera valido la pena. Pero la funcionaria, siempre llegaba tarde y gastaba el resto del tiempo en sus anécdotas sobre los certificados financieros y el dinero guardado en las bóvedas del Bancentral.
En la era de la información ¿Quién necesita sus neuronas, si todo fluye con un click? Dijo un periodista, que hoy vivimos informados de todo, enterados de nada. Ya ni los genios de Hollywood quieren sacrificarse y nos tienen saturados de remakes de viejos guiones.
En mi caso, siguiendo el principio que extraigo de los cristianos de Berea, “googleo” documentos, citas y referencias y al final aprendo y reaprendo... tal vez es suspicacia, pero en comunicación me gusta conocer al real emisor. Mi lección personal: Alguien puede estar googleandome a mi. De todos modos, no quiero crèditos ajenos. Cuando creo relevante copiar y pegar, lo hago! pero si puedo, pido permiso a la fuente, y si no, al menos dejo saber que el dato es fruto de otra mente u otro corazón.
Es que se hartó de la burla del copy and paste, (copiar y pegar). Se dijo a si mismo que la única garantía de que se haya hecho algo, aunque al final el trabajo sea plagiado, es que tengan que manuscribirlo. “Tal vez algunos ni eso hagan y pongan a la hermana o a la tía a escribir, pero la mayoría quizá no tenga opción mas que sentarse a escribir y en consecuencia, algo les quedará y yo estaré cerca de lograr mis objetivos académicos”. Creo que es un maestro que se respeta.
Volteemos la torta…
Sentada en una universidad con currículo para adultos, haciendo un diplomado en Administración de Recursos Humanos, espero por la profesora junto a mis compañeros de estudios (18 mujeres y un solo hombre que poco después desertó ¿Será una carrera para damas?) La Licenciada que aun no conocemos se demora. La coordinadora entra y nos tranquiliza. Es que la profesora es una alta funcionaria del Banco Central y ese día parece que el gobernador la retuvo. Ya viene…
Al entrar la flamante funcionaria, una hora tarde, trae en sus manos el programa de clases. Nos dice que será exigente, que espera formar personas al mas alto nivel, que no tiene tiempo para mediocridades. Manda a fotocopiar el programa. Entre tanto hacen las copias, habla de sí misma, de sus funciones en el banco… de su perro al que le puso el nombre del cardenal… de sus apellidos familiares sonoros… Cuando llegan las copias, nos recomienda comprar al menos dos títulos de la Bibliografía, y leer los capítulos que se relacionan con el primer tema del programa. Nos dan las copias y nos despedimos hasta la próxima semana… Cuando llego a casa, reviso el programa, lo encuentro confuso. Digito un par de frases del mismo en Google... Es el programa, íntegramente copiado, para esa asignatura, de una universidad mexicana. Si al menos lo hubiéramos realmente abarcado y trabajado, hubiera valido la pena. Pero la funcionaria, siempre llegaba tarde y gastaba el resto del tiempo en sus anécdotas sobre los certificados financieros y el dinero guardado en las bóvedas del Bancentral.
En la era de la información ¿Quién necesita sus neuronas, si todo fluye con un click? Dijo un periodista, que hoy vivimos informados de todo, enterados de nada. Ya ni los genios de Hollywood quieren sacrificarse y nos tienen saturados de remakes de viejos guiones.
En mi caso, siguiendo el principio que extraigo de los cristianos de Berea, “googleo” documentos, citas y referencias y al final aprendo y reaprendo... tal vez es suspicacia, pero en comunicación me gusta conocer al real emisor. Mi lección personal: Alguien puede estar googleandome a mi. De todos modos, no quiero crèditos ajenos. Cuando creo relevante copiar y pegar, lo hago! pero si puedo, pido permiso a la fuente, y si no, al menos dejo saber que el dato es fruto de otra mente u otro corazón.
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