Soy una mujer de esperanza, y aun más después de haber asumido la responsabilidad en el ministerio de escribir libretos de programas para alentar y consolar a las mujeres que sufren. Paralelamente me ha tocado en carne propia sobrellevar situaciones difíciles que me hacen más sensible para identificarme con la gente y sus situaciones.
En el clásico libro “El Progreso del Peregrino” escrito por Juan Bunyan, hay un episodio que me cautiva, en el que el protagonista (Cristiano) y uno de sus compañeros (Esperanza) se quedan dormidos y terminan siendo capturados por un gigante cruel.
El gigante los lleva a su castillo que se llama Desesperación, y los mete en un calabozo oscuro y frío. Luego el gigante toma un palo y los golpea brutalmente, hasta que apenas están conscientes. Al dejarlos ahí, golpeados, sin comida y sin agua, el gigante les grita, "Mejor que se quiten la vida. Porque de aquí nunca saldrán."
Cuando el gigante sale, Esperanza dice, "Quizás sería mejor matarnos. No podemos salir de este lugar." Pero de repente, Cristiano dice, "¡no!, espera, tengo una llave colgada de mi cuello. Esta llave se llama "Las Promesas de Dios" y con ella podemos abrir todas las puertas!
Y usando esa llave, Cristiano y Esperanza abren primero la puerta del calabozo, y luego abren todas las demás puertas, aún el portón grande del castillo. Y dejando atrás el Castillo de la Desesperación, siguen adelante en el camino del rey.
¿Te encuentras en el castillo de Desesperación? Echa mano de la llave de las promesas de Dios.
En el clásico libro “El Progreso del Peregrino” escrito por Juan Bunyan, hay un episodio que me cautiva, en el que el protagonista (Cristiano) y uno de sus compañeros (Esperanza) se quedan dormidos y terminan siendo capturados por un gigante cruel.
El gigante los lleva a su castillo que se llama Desesperación, y los mete en un calabozo oscuro y frío. Luego el gigante toma un palo y los golpea brutalmente, hasta que apenas están conscientes. Al dejarlos ahí, golpeados, sin comida y sin agua, el gigante les grita, "Mejor que se quiten la vida. Porque de aquí nunca saldrán."
Cuando el gigante sale, Esperanza dice, "Quizás sería mejor matarnos. No podemos salir de este lugar." Pero de repente, Cristiano dice, "¡no!, espera, tengo una llave colgada de mi cuello. Esta llave se llama "Las Promesas de Dios" y con ella podemos abrir todas las puertas!
Y usando esa llave, Cristiano y Esperanza abren primero la puerta del calabozo, y luego abren todas las demás puertas, aún el portón grande del castillo. Y dejando atrás el Castillo de la Desesperación, siguen adelante en el camino del rey.
¿Te encuentras en el castillo de Desesperación? Echa mano de la llave de las promesas de Dios.
“Puse mi esperanza en el Señor y él se inclinó para escuchar mis gritos”
Salmo 40:1 (Dios habla hoy)
Salmo 40:1 (Dios habla hoy)
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