"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


miércoles, 10 de diciembre de 2008

COSAS EN COMUN

No pude contener la risa al percatarme de lo que mostraba aquella fotografia de mi familia: ¡Todos llevamos anteojos! Y es que, desde el abuelo hasta la más chica, en poco tiempo, la mayorìa nos fuimos integrando al club de los miopes.
Y pensando en ello, encuentro que tenemos otras tantas cosas en común, desde gestos, gustos, hábitos, enfermedades y hasta nuestro propio código de comunicación!, que por cierto hay que ser parte de la familia para interpretarlo.

Entonces pienso que, si hay algo verdaderamente importante que debería identificar a una familia es una vida de fe, que marque a todos y cada uno de sus miembros. El Apóstol Pablo reconoció en Timoteo una fe genuina, que evidentemente heredó de su madre , Eunice, y ésta a su vez de la Abuela Loida.
Y uno se pregunta cómo se inculca la fe de una generación a otra. A veces los padres quieren imponerle la fe a los hijos como una obligación y esto muchas veces causa el efecto contrario. Entiendo que tampoco dejarlos a su libre escogencia es efectivo. Pero la clave está en que ellos vean en los adultos que le rodean, creyentes genuinos, fervorosos, consagrados, cuya vida no deja lugar a confusión: Son creyentes de verdad, espejos en los que los más chicos pueden mirarse y entender que esa vida de fe es lo que ellos también necesitan y quieren.

"Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en tí..." 2 Tim. 1:5

Fe genuina de generación en generación: ¡la mejor herencia!

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