"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


jueves, 22 de octubre de 2009

DE MI LIBRO FAVORITO


Mi libro favorito es una enciclopedia de 66 volumenes, con tomos de historia, geografía, poesía, teología, filosofía, y otras áreas del saber. Entre mis tomos favoritos de este compendio excepcional esta el llamado libro de los Salmos. Muchas otras personas comparten conmigo la afición a acudir a los Salmos para hallar inspiración, fortaleza, ánimo y esperanza. En los salmos hallamos tantas expresiones propias de las emociones que vivimos como seres humanos, con luchas, con enfermedad, con culpa, con la abrumadora y decepcionante realidad de haya gente y circunstancias que nos llevan la contraria, pero, por otro lado, también hallamos expresiones de gran alegría, de agradecimiento, de renovación y fe en un Dios soberano, justo y misericordioso.


Para muestra, un botón: El Salmo 27, extraordinario salmo del rey David, en el que comparte sobre los privilegios de contar con el favor y la protección de Dios, habla personalmente con Dios (buscando su rostro) sobre sus problemas, y se habla a sí mismo auto animándose a perseverar en su caminar de fe, esperando en Dios sin desmayar a pesar de las presiones intensas que le amenazaban.

Aquí le copio el Salmo. Que le haga bien leerlo como a mí me ha hecho.

 1 El Señor es mi luz y mi *salvación;
      ¿a quién temeré?
   El Señor es el baluarte de mi vida;
      ¿quién podrá amedrentarme?
2 Cuando los malvados avanzan contra mí
      para devorar mis carnes,
   cuando mis enemigos y adversarios me atacan,
      son ellos los que tropiezan y caen.
3 Aun cuando un ejército me asedie,
      no temerá mi *corazón;
   aun cuando una guerra estalle contra mí,
      yo mantendré la confianza.

   4 Una sola cosa le pido al Señor,
      y es lo único que persigo:
   habitar en la casa del Señor
      todos los días de mi vida,
   para contemplar la hermosura del Señor
      y recrearme en su templo.
5 Porque en el día de la aflicción
      él me resguardará en su morada;
   al amparo de su tabernáculo me protegerá,
      y me pondrá en alto, sobre una roca.
6 Me hará prevalecer
      frente a los enemigos que me rodean;
   en su templo ofreceré sacrificios de alabanza
      y cantaré salmos al Señor.

   7 Oye, Señor, mi voz cuando a ti clamo;
      compadécete de mí y respóndeme.
8 El corazón me dice: «¡Busca su rostro!»[a]
      Y yo, Señor, tu rostro busco.
9 No te escondas de mí;
      no rechaces, en tu enojo, a este siervo tuyo,
      porque tú has sido mi ayuda.
   No me desampares ni me abandones,
      Dios de mi salvación.

   10 Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
      el Señor me recibirá en sus brazos.

   11 Guíame, Señor, por tu *camino;
      dirígeme por la senda de rectitud,
      por causa de los que me acechan.
12 No me entregues al capricho de mis adversarios,
      pues contra mí se levantan falsos testigos
      que respiran violencia.

   13 Pero de una cosa estoy seguro:
      he de ver la bondad del Señor
      en esta tierra de los vivientes.

   14 Pon tu esperanza en el Señor;
      ten valor, cobra ánimo;
      ¡pon tu esperanza en el Señor!


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