(Tomado del Aposento Alto para hoy)
Léase Lucas 15.11-32
Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios en él.-1ª de Juan 4.16 (RVR)
MUCHOS son los sermones y estudios basados en la historia del hijo malgastador y del padre perdonador. Hay otro personaje que pasa casi inadvertido: el hijo mayor, ese personaje sumiso que trabaja fielmente para engrosar el patrimonio familiar. Ese hijo le reclama al padre que ha reconocido su ayuda y dedicación. Estaba seguro de él, siempre a su lado. Pero, ¿tomó en cuenta los sentimientos del muchacho? ¿Algunas veces escuchó de los labios del padre palabras de afecto?
En la mayoría de las familias tendemos a proteger al travieso, al rebelde. La recriminación del hijo al padre es muy humana. Deseamos que se nos reconozca nuestra entrega y sacrificio: «Hijo, tú siempre has estado conmigo, no me has dado tormento. Tú sabes que te amo. En cambio tu hermano...». Desgraciadamente, a veces los padres no expresan su amor a los hijos obedientes.
Nuestro Dios ama a todas las personas por igual. Nos perdona cada vez que nos allegamos a Él en arrepentimiento. No nos enojemos cuando veamos a alguien caer una y otra vez, y al Señor amoroso, levantarlos y perdonarlos. Más bien gocémonos.
Sa. Esperanza Acosta (Santo Domingo, República Dominicana)
Oración:
Amante Dios, gracias porque tu amor ilimitado se derrama según la necesidad de cada persona. Amén.
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