Cada día me doy cuenta que necesito dedicar más tiempo a la oración, y compartir con otros mis compromisos de intercesión.
Cuando recibí noticias desfavorables sobre un gran amigo y hermano, me sentí en falta. Hacia mucho que no oraba por él.
Cuando recibí este sábado 30 de mayo en la mañana, la llamada de una amiga cuyo esposo padece de Cáncer, y está en cama, sus palabras fueron: “Hermana usted si es falsa”. Me dolió, pero no me justifiqué, más bien le pedí que me perdonara. Ella creyó en algún momento que podía contar más conmigo.
Y otra llamada, desde un pueblo del interior, otra amiga preocupada por otra persona, a la que quiere socorrer y que yo participe. Al teléfono, busco en oración las palabras que alienten y despierten a una mujer que atraviesa el valle de la depresión. ¡Si pudiera hacer algo màs!
Y entonces abro hoy el internet y recibo el recordatorio de una hermana de Sur Corea, con quien, invitada a una ceremonia de te, me comprometí a orar por la unificación de su país. En estos días la tensión resurge con las temerarias acciones de Corea del Norte. Recuerdo las làgrimas de Kim al solicitarnos interceder por su pais.
Gracias a Dios que a pesar de mi limitación, de mis olvidos y de mi imposibilidad de estar disponible para cuantos quisiera, EL siempre está disponible, EL es todo suficiente. Esta verdad no me exonera de interceder, y de estar para mis amigos, pero sí me tranquiliza. Gracias Dios altísimo, defensor de viudas y huérfanos, rey de reyes y señor de señores.
Cuando recibí noticias desfavorables sobre un gran amigo y hermano, me sentí en falta. Hacia mucho que no oraba por él.
Cuando recibí este sábado 30 de mayo en la mañana, la llamada de una amiga cuyo esposo padece de Cáncer, y está en cama, sus palabras fueron: “Hermana usted si es falsa”. Me dolió, pero no me justifiqué, más bien le pedí que me perdonara. Ella creyó en algún momento que podía contar más conmigo.
Y otra llamada, desde un pueblo del interior, otra amiga preocupada por otra persona, a la que quiere socorrer y que yo participe. Al teléfono, busco en oración las palabras que alienten y despierten a una mujer que atraviesa el valle de la depresión. ¡Si pudiera hacer algo màs!
Y entonces abro hoy el internet y recibo el recordatorio de una hermana de Sur Corea, con quien, invitada a una ceremonia de te, me comprometí a orar por la unificación de su país. En estos días la tensión resurge con las temerarias acciones de Corea del Norte. Recuerdo las làgrimas de Kim al solicitarnos interceder por su pais.
Gracias a Dios que a pesar de mi limitación, de mis olvidos y de mi imposibilidad de estar disponible para cuantos quisiera, EL siempre está disponible, EL es todo suficiente. Esta verdad no me exonera de interceder, y de estar para mis amigos, pero sí me tranquiliza. Gracias Dios altísimo, defensor de viudas y huérfanos, rey de reyes y señor de señores.
Fotos: 1)Con Kim Hunn Hee, Compañera de estudios en Haggai Institute.
2) Kim Preparando el te que me invitò a compartir.
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