Querida Intercesora:
Mientras buscaba en el Google las palabras Tráfico Humano- el enfoque de nuestra oración este mes- me enfermé del estómago y una santa ira se apoderó de mí. Quiero ver otorgada la justicia y la liberación a las mujeres y a los niños que están sufriendo los abusos y crímenes que eran del siglo 17, cometidos aún hoy en el Siglo 21 contra la dignidad y la libertad dadas por Dios. ¿Pero qué puede hacer una simple mujer como yo para cambiar esta terrible situación global? Me siento totalmente incapaz. Aunque me doy cuenta que, este no es tan sólo un problema de género, social o moral. Es un problema espiritual profundamente arraigado que no tiene una solución real sostenible aparte de la poderosa intervención de Dios.
Ahora, tú podrás sentirte tan impotente como yo me sentí, mientras leas nuestro calendario de oración de este mes. Esto podría ser algo demasiado lejano, distante de la realidad o demasiado difícil para comprender. Aún puede ser que desafía tu fe hasta la médula. Sólo recuerda que “la oración del justo es poderosa y efectiva” (Santiago 5:16b). Te animo a permanecer firme y no entregarte a pensamientos de incredulidad e inadecuados. Recuerda que al Único que le oramos es el mismo que llamó al Universo a la existencia con el poder de la palabra. Él es perfectamente capaz de respondernos no importando cuan grande o fuera de control pudiera parecer el problema. ¡Nada escapa de Su poder! Además, la Biblia dice que el poder de Dios se perfecciona en la debilidad. (2ª. Corintios 12:9)
Las generaciones anteriores a nosotros vieron la esclavitud, que en el tiempo, fue un problema global, abolido. ¡John Newton y sus amigos ganaron la batalla sobre sus rodillas! Si el pueblo de Dios ora fervorosamente creyendo que Él es capaz de erradicar la esclavitud sexual moderna y el tráfico humano, el poder de Dios lo hará otra vez.
Una vez leí que nuestra debilidad, consagrada a Dios, es como un imán, atrayendo Su poder hacia nuestra necesidad. Consagremos nuestra insuficiencia humana a El porque Él se deleita en escuchar nuestro trabajo sacerdotal de intercesión. ¡Anticipemos, clamemos y proclamemos la victoria de Jesús! Como dijo Martín Lutero: ”La oración no es superar la renuencia de Dios, pero más bien aferrarse a Su voluntad y disposición”
¡Ciertamente, Dios está eternamente dispuesto! Él envió a Jesús a destruir las obras del diablo y liberar a los cautivos, y lo hará otra vez.
¿Orarás con expectación? ¡Yo lo haré!
Gracias por tu disposición y fidelidad, mi amiga.
Tu hermana por la eternidad,
Marli Spieker
Directora/Fundadora Ministerio Global
Proyecto Ana, Radio Trans Mundial