Era el Otoño del 1994; las hojas coloridas caían de los robles y creaban preciosas alfombras sobre las cuales caminaba solo por placer, mientras me abrazaba a mí misma envuelta en tanta ropa como podía llevar puesta, para mitigar el frio que me penetraba hasta los huesos.
Estaba en Holanda para un entrenamiento en producción radial, que impartía Radio Trans Mundial para sus comunicadores misioneros. Una emblemática casona servía de sede a la oficina regional de RTM en Europa y era a la vez el Centro de Entrenamiento interno de RTM, INTRACARE. Tres alemanes, un polaco, un finlandés, una egipcia, dos kenianas, un norteamericano y yo éramos los participantes. Tres facilitadores, un sudafricano ( Dock Fick), un ingles (Dave Adams) y un norteamericano (Robert Fortner), nos instruyeron con temas como los fundamentos de la comunicación, investigación y producción. Compartimos un hogar, un aula y una ciudad por tres semanas, además de hacer un viaje de 3 dìas a Wetzlar en Alemania.
Cautivante, es una buena palabra para describir la inolvidable experiencia de estar en la ciudad de la radiodifusión holandesa. En una de aquellas caminatas en Hilversun, nos trasladamos de nuestro hogar escuela hasta Radio Nederland. Pedí que me pellizcaran para creerme que estaba allí, siendo testigo de lo que en tal momento era la más avanzada tecnología con frecuencias de alcance transcontinental en diversos idiomas.
Otra caminata inolvidable fue aquella cuando uno de los compañeros, un joven alemán sumamente singular me invitó a charlar paseando por los jardines de aquella comarca, y hablamos en nuestro ingles aprendido sobre nada en particular, hasta que él me preguntó “¿En qué parte de África queda la República Dominicana?” Me reí a carcajadas, pero a la vez temblaba de frio; Thomas se quitó su chaqueta deportiva y su bufanda color fucsia y me cubrió con ellas. Cuando quise devolvérselas al regresar me rogó que las conservara. Y así ha sido.
Querida Georgina, me has contagiado tus nostalgias, aunque aclaro, nunca he estado en Holanda, pero si fui una real fanatica de la Radio Nederland en Hilversun, Holanda, jaja. Alla por inicio de los anos 70, pegada a la radio, escuchando musica que aca no se oia, que pontencia la de la radio, para llegar hasta mi querida Xelaju. Un fuerte abrazo, bendecida de Dios!
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