Cuenta la historia que un hombre fue condenado a muerte. Cuando ya iba a ser decapitado, el príncipe que era el encargado de la ejecución le pregunto si tenía algo que pedir. Todo lo que el reo pidió fue un vaso de agua. Cuando se lo trajeron, temblaba tanto que no pudo acercar el agua a sus labios. Entonces el príncipe le dijo que se tranquilizara, pues, nada le sucedería hasta que hubiese terminado de beber esa agua.
El hombre confió en la palabra del príncipe, y arrojo el vaso al suelo. No pudieron recoger el agua derramada, y así el reo se salvó.
Ud. también puede ser salvo eternamente ahora, creyendo en la palabra de Dios. El agua de vida se ofrece ahora a todo el que quiera tomarla. En este caso, no deje pasar la oportunidad, no la derrame, tome de ella y vivirá.
(Adaptado de D.L.M.)
JESUS DICE:
Juan 7:37. Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
Juan 4:14. Más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
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