Isaías 28:16
No se apresura a huir porque no se deja dominar por el temor o el pánico, permanece tranquilo confiado en la protección de Dios.
No se apresura a cometer acciones dudosas o cuestionables, antes busca el consejo y la sabiduría de lo Alto, escudriñando a través de la Escritura si sus acciones son conforme a la voluntad divina.
No se apresura en sus objetivos, tratando de conseguir de inmediato lo que ansía, sino que espera hasta que Dios le conceda sus deseos.
La incredulidad tiende a la precipitación y acarrea la ruina. La fe sólo tiene prisa en aquello que ve claro como voluntad de Dios y por tanto garantizado como éxito: parte de la esperanza y no siente la necesidad de tomar el camino de la imprudencia.
C.H. Spurgeon
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