(Publicado en Alimento para el Alma el 8 de Julio 2009)
Una destacada atleta fue despojada de sus medallas y derramó muchas lágrimas al declararse culpable de dopaje ante un juez: “Es con gran vergüenza que estoy delante de ustedes para decirles que he traicionado su confianza”, declaró en ese entonces antes de implorar perdón. 
El juez de todas maneras la envió a la cárcel, explicando que con la sentencia se enviaba un mensaje a los atletas que ha recurrido a drogas prohibidas y olvidado los valores de trabajo duro, dedicación y espíritu deportivo. Añadió el Juez, que los atletas tienen un gran estatuto, entretienen, inspiran y tal vez lo más importante, sirven como modelos sociales.
Y algunos otros laureados deportistas estan al día de hoy bajo los mismos cuestionamientos.
El apóstol Pablo, exhortando al joven Timoteo para que se esforzara en llevar a cabo la misión que se le había encomendado, le aclara que no hay atajos: usa como ejemplo a los atletas, argumentando que si se quiere obtener el premio, hay que competir legítimamente. Este es un principio que debemos mantener y perseverar en él para entender que los logros a que aspiramos no son tales si los medios que usamos para lograrlos son fraudulentos.
A la hora de concursar para ganar un puesto, de participar en una competencia, de aspirar a un ascenso o a un reconocimiento, cualquiera que sea la circunstancia, tengamos la integridad de actuar en buena lid, y saber, que si prevalecemos, ha sido meritoriamente.
“El que lucha como atleta no es coronado si no lucha legítimamente.
2 Timoteo 2: 5.
Mantén tu integridad en todo lo que hagas en la vida.
El juez de todas maneras la envió a la cárcel, explicando que con la sentencia se enviaba un mensaje a los atletas que ha recurrido a drogas prohibidas y olvidado los valores de trabajo duro, dedicación y espíritu deportivo. Añadió el Juez, que los atletas tienen un gran estatuto, entretienen, inspiran y tal vez lo más importante, sirven como modelos sociales.
Y algunos otros laureados deportistas estan al día de hoy bajo los mismos cuestionamientos.
El apóstol Pablo, exhortando al joven Timoteo para que se esforzara en llevar a cabo la misión que se le había encomendado, le aclara que no hay atajos: usa como ejemplo a los atletas, argumentando que si se quiere obtener el premio, hay que competir legítimamente. Este es un principio que debemos mantener y perseverar en él para entender que los logros a que aspiramos no son tales si los medios que usamos para lograrlos son fraudulentos.
A la hora de concursar para ganar un puesto, de participar en una competencia, de aspirar a un ascenso o a un reconocimiento, cualquiera que sea la circunstancia, tengamos la integridad de actuar en buena lid, y saber, que si prevalecemos, ha sido meritoriamente.
“El que lucha como atleta no es coronado si no lucha legítimamente.
2 Timoteo 2: 5.
Mantén tu integridad en todo lo que hagas en la vida.
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