"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


sábado, 11 de julio de 2009

NARRACIONES EXTRAORDINARIAS: RUT Y NOEMI -1-

En la Biblia hay 66 libros. De ellos solo dos llevan el nombre de una mujer. Uno de ellos es Ruth, una hermosísima historia ubicada el periodo de los Jueces. Esta etapa histórica estuvo marcada porque no había rey en Israel y cada quien hacía lo que le parecía. El pueblo estaba sin dirección, y pronto se vio afectado por una profunda crisis moral, religiosa y económica.

En esos tiempos el pueblo de Israel sufrió una hambruna prolongada. Tan difícil que un hombre del pueblo de Belén, llamado Elimelec emigró con su esposa y sus dos hijos a vivir en Moab. ¡Que contrariedad si pensamos que Belén significa “CASA del PAN”!. Pero resulta que Elimelec murió y Noemí se quedó en Moab con sus hijos, quienes luego se casaron con mujeres moabitas. Una de ellas se llamaba Orfa y la otra se llamaba Rut. 10 años después murieron también sus hijos, y Noemí quedó desamparada, sin hijos y sin marido.
Cuando Noemí recibió noticias de que el Señor había tenido compasión de su pueblo y que puso fin a la época de hambre, decidió volver a Judà acompañada de sus nueras. En el camino, Noemí reconsideró la idea de sacar de su país a aquellas mujeres y les dijo: “anden, vuelvan a su casa, con sus madres, que el Señor las trate siempre con bondad, como ustedes me han tratado a mí, y que Dios les permita casarse otra vez y formar un hogar feliz. Rut y Orfa lloraron, y dijeron que seguirían con ella de regreso a Belén.
Noemí insistió y finalmente Orfa decidió quedarse en su país, y se despidió de su suegra. Sin embargo Rut decidió continuar con Noemí, y le dijo una frase que se hecho muy famosa: “No me pidas que te deje y que me separe de ti, iré a donde tu vayas y viviré donde tu vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Que el señor me castigue con toda dureza si me separo de ti, a menos que sea por la muerte.”
Entonces Noemí, al ver que Rut estaba resuelta a acompañarla, no insistió más. Y las dos siguieron su camino hasta que llegaron a Belén. Me imagino que en este trayecto Noemí tuvo oportunidad de considerar las palabras de su nuera, tan decididas. Solo Dios pondría en su corazón tal resolución. Pero también le preocupaba la recepción que tendrían al llegar a su pueblo. Sus amigas de años anteriores ¿la reconocerían? Sin duda ella habló con Rut antes acerca de Belén, de su gente, y de la vida que tenia allí antes en mejores tiempos.
Y ciertamente cuando entraron a Belén hubo un fuerte revuelo en todo el pueblo: las mujeres decían: “¿No es esta Noemí? Pero ella respondía: No me llamen Noemí, llámenme Mara, porque el Dios todopoderoso me ha llenado de amargura. Salí de aquí con las manos llenas y ahora las traigo vacías. Porque así lo ha querido el Señor. Esta fue la introducción de Rut al pueblo de Belén. Llegaron justamente cuando comenzaba la cosecha de la cebada, justamente cuando la plenitud de la renovación de la tierra esta comenzando a ser cosechada, un pronto vislumbre de que las manos vacías de Noemí, pronto estarían llenas de nuevo.
Esta historia continuarà...

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