En su pintura “Una alegoría de la prudencia”. Tiziano, pintor italiano del siglo 16, describió la prudencia como un hombre de tres cabezas. Una era de un joven encarando el futuro, otra de un hombre maduro mirando el presente, y la tercera de un sabio anciano contemplando el pasado. Sobre las cabezas Tiziano escribió una frase en latín que significa “Por el ejemplo del pasado, el hombre del presente actúa prudentemente, para no poner en peligro su futuro”
Hoy necesitamos esa misma clase de sabiduría para sobrellevar la ansiedad creada por nuestros errores pasados y el miedo a repetirlos en el futuro, una ansiedad que puede privarnos de disfrutar la vida a plenitud ahora. La clave para sobreponernos a esta ansiedad nos la presenta el apóstol Pablo en su propia vida: “Olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome hacia lo que está delante, prosigo a la meta”. La propuesta es olvidar el pasado oscuro que nos persigue, (no que lo borremos pues eso no es posible), experimentando hoy el perdón divino y concentrarnos en una sola pasión: conocer mejor a Cristo. ¿Qué le parece si hoy rededicamos nuestras vidas a Dios ? De esa manera, no permitiremos que las nubes negras del pasado opaquen nuestro brillante futuro.
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