Hablan hasta por los poros, solo hacen pausas para respirar. Parecen conocer y querer compartirte las situaciones de todo el que conocen… no respetan tu tiempo, no respetan tu agenda, les tiene sin cuidado llegar a tu lugar sin invitación, sin cita, sin anunciarse… en resumidas cuentas, son ladrones de tiempo, abusadores de confianza, irritantes en su palabrería, y ni siquiera parecen darse cuenta de ello.
Si sientes que te quieren sacar el cuerpo, que no te contestan las llamadas o que te dan largas para una cita que has pedido, sería bueno evaluar si encajas dentro del perfil de la persona asfixiante. Sería bueno administrarte mejor en tu abordaje a los demás.
¿Y qué de los que se sienten víctimas de las personas asfixiantes? A nivel gerencial, Eugene Griessman en su obra “Maneje su tiempo” tiene un capitulo titulado: “No permita que los demás lo hagan perder el tiempo.”. Con ciertas personas se puede hablar con franqueza. Si es un problema constante, espera hasta la próxima ocasión y anticípale qué tiempo le puedes dedicar: “Tengo 15 minutos a las 4: PM.” Si la persona llega a tiempo, ya a las 4:16, dígale algo cómo: “¿Crees que podríamos continuar ese tema en otra oportunidad?, estoy haciendo malabares con varios asuntos pendientes, y así no seria justo en prestarte atención…”
Por teléfono, a veces también es necesario anticiparse: “¡Hola! Solo tengo un minuto para ti ahora mismo, disculpa, si es muy urgente”... Transmita siempre su sentido de urgencia con amabilidad.
Otra medida defensiva contra los ladrones de tiempo es controlar el lugar del encuentro. Si llegan a su oficina, no los reciba en el despacho, salga usted la recepción o a la sala de espera. Es más fácil ponerle punto final a una conversación en esa área que en su espacio de trabajo. Si ya la persona está en su oficina y no hay forma de “apagarla”, déle señales no verbales de que se acabó el tiempo… empiece a recoger cosas como se dispusiera a salir de su oficina, no haga comentarios que alarguen el tema, y aproveche cualquier interrupción, como una llamada o un correo electrónico acabado de llegar para terminar la charla.
Larry King también da consejos sobre como salirse de una conversación cuando uno está atrapado por una persona asfixiante, en una reunión social: “disculpa, voy al baño”, y mejor si lo dice con algún énfasis de urgencia. Nadie se sentirá ofendido por ello. También, aprovechando a alguien más que alcanza a ver; “Maria, ¿ya te presentaron a Pedro?…” lo peor que puede pasar es que Maria nunca te lo perdone…
Otras tècnicas son:
--“Está deliciosa esta comida, voy a servirme más” y desaparecer…
---“Con permiso! Debo ir a saludar a nuestro anfitrión”… (O algún amigo que hace mucho que no ves)
--“Bueno, cualquier rato te veo… tengo un tema pendiente con alguien más…”
En todos los casos siempre es importante hacer la salida con discreción.
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