El ánimo del hombre soportará su enfermedad; Mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?, — Prov. 18:14
¿Alguna vez te has sentido enfermo sin poder definir cuál es la zona afectada
de tu cuerpo? Los síntomas son confusos, aparecen y se van, pero el
decaimiento y la ansiedad siguen ahí. Para el médico también el diagnóstico
suele ser un enigma. No quisieras quejarte pero te sientes realmente mal, tu
cuerpo ha perdido movimiento y velocidad, en tanto que tu mente rechaza la
creatividad y el esfuerzo más leve.
Leslie Weatherhead, en su libro “Antídoto contra la Ansiedad”, señala:
“Tus emociones pueden enfermarse tanto como el cuerpo y pueden
causar un estado de enfermedad tanto en el cuerpo como en la mente.”
Una depresión es como un derrumbe psíquico y físico. Puede ser que la
provoque una situación del presente, o sea generada por sentimientos y
experiencias no superadas durante nuestra infancia. No te culpes si sientes el
derrumbe. Tal vez este es el tiempo para que el Espíritu Santo opere una
completa sanidad en tu vida. Conscientemente tú puedes aportar poniendo en
orden tu historia y enfocar tu vida pasada con la visión de Cristo: no puedes
remediar el pasado, pero eres responsable de construir bajo la dirección del
Señor el presente y el futuro.
Jesús nos hace comprender que hay razones suficientes para amarnos y amar la
vida en él. Sólo el Señor nos puede colocar en el ángulo exacto para tener la
mejor visión. Eso incluye la opinión que tenemos de nosotros mismos. A
mayor egoísmo, más profunda es la depresión, porque alimentamos la
autocompasión.
Dios te ha hecho enteramente capaz de vivir en plenitud según su propósito.
Adelante, no permitas que la autocompasión debilite tu cuerpo y tu mente.
Levántate, tú tienes virtudes y capacidades maravillosas que el Espíritu Santo
quiere bendecir aún más.
¿Alguna vez te has sentido enfermo sin poder definir cuál es la zona afectada
de tu cuerpo? Los síntomas son confusos, aparecen y se van, pero el
decaimiento y la ansiedad siguen ahí. Para el médico también el diagnóstico
suele ser un enigma. No quisieras quejarte pero te sientes realmente mal, tu
cuerpo ha perdido movimiento y velocidad, en tanto que tu mente rechaza la
creatividad y el esfuerzo más leve.
Leslie Weatherhead, en su libro “Antídoto contra la Ansiedad”, señala:
“Tus emociones pueden enfermarse tanto como el cuerpo y pueden
causar un estado de enfermedad tanto en el cuerpo como en la mente.”
Una depresión es como un derrumbe psíquico y físico. Puede ser que la
provoque una situación del presente, o sea generada por sentimientos y
experiencias no superadas durante nuestra infancia. No te culpes si sientes el
derrumbe. Tal vez este es el tiempo para que el Espíritu Santo opere una
completa sanidad en tu vida. Conscientemente tú puedes aportar poniendo en
orden tu historia y enfocar tu vida pasada con la visión de Cristo: no puedes
remediar el pasado, pero eres responsable de construir bajo la dirección del
Señor el presente y el futuro.
Jesús nos hace comprender que hay razones suficientes para amarnos y amar la
vida en él. Sólo el Señor nos puede colocar en el ángulo exacto para tener la
mejor visión. Eso incluye la opinión que tenemos de nosotros mismos. A
mayor egoísmo, más profunda es la depresión, porque alimentamos la
autocompasión.
Dios te ha hecho enteramente capaz de vivir en plenitud según su propósito.
Adelante, no permitas que la autocompasión debilite tu cuerpo y tu mente.
Levántate, tú tienes virtudes y capacidades maravillosas que el Espíritu Santo
quiere bendecir aún más.
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