"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


miércoles, 5 de agosto de 2009

HIPOCRESIA, MAL DE MUCHOS Y EXCUSA DE OTROS

¿Existe coherencia entre lo que somos frente a los demás y lo que somos
internamente? ¿Somos todos hipócritas? ¿Se puede realmente ser autentico?
Algunos se escudan en que hay muchos hipócritas en el mundo, para ellos vivir abiertamente de forma inmoral y justificarse de que todos hacen lo mismo, solo que algunos lo hacen en secreto. Aluden a que ellos son los sinceros, y que los otros exhiben falsa o doble moral. Justifican lo injustificable. Cuando alguien me dice "no soy cristiano, o cristiana, porque hay muchos hipocritas en la iglesia" Les aseguro lo que dice la Biblia, que ningun hipocrita entrarà al reino de Dios, y que con mayor razon le conviene creer en Cristo, sino quiere pasarse toda la eternidad junto a los hipocritas a los que critica. Los de limpio corazon son bienaventurados. Son los que veràn a Dios.

Pero tristemente, es una realidad penosa que el ser humano tienda a vivir dos vidas: la que la gente ve desde fuera, y la que se desarrolla en su interior. Ciertamente muchos pueden ser tropiezo para que otros vengan al conocimiento de una fe genuina en el Señor. Al escudarnos detrás de màscaras, con el pasar del tiempo, aprendemos a esconder problemas verdaderamente serios. La gente tiende a juzgar las cosas por la apariencia exterior y por eso se la puede engañar fácilmente.
Parecía ser una persona muy agradable,
Parecía ser muy honesto,
Parecía ser muy buen cristiano,
Parecía….parecía…
escuchamos decir innumerables veces.

¿Qué pasó?, que la apariencia exterior no hacia juego con la interior.
En los tiempos de Jesús, los religiosos trataban de impresionar a los demás con una conducta exterior ostentosa. Pero Jesús, en su famoso sermón del monte denunció y criticó la hipocresía de ellos. Nada le molesta más al Señor que la falsedad y la mentira. Advierte que en su momento pondrá en evidencia las obras de las tinieblas, ya que El es luz y verdad. Y es que a Dios no se le puede engañar con apariencias. No podemos hacer trampas para impresionarlo, porque sencillamente El no puede ser burlado. El sabe mejor que nadie que por dentro de aun los mejores de entre nosotros puede haber oscuros pensamientos de odio, orgullo y lujuria, problemas internos que solamente El puede tratar. Hay que confesarlos para recibir perdón y sanidad de Dios.
Jesús con su vida y enseñanza, nos demuestra que se puede vivir una vida autentica, libre de todo fingimiento.
Estamos a tiempo de andar en la luz, como El está en Luz, y que no nos toque un día sufrir de vivir eternamente en las tinieblas del castigo eterno. El Señor dice: “Yo soy la luz del mundo, y el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la vida". Echemos fuera las màscaras, pero para vivir en la verdad y en la vida abundante que Cristo nos ha llamado a vivir. Este es un llamado de amor.

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