Pasé un año sin televisión; hace un par de meses, con el interés de reabrir mi contacto con la realidad mediática nacional, y con el ánimo de ver algunos partidos de béisbol, me compré un nuevo hipnotizador tuerto. Pero la oferta televisiva en su mayoría no me cautiva, no me atrapa, no me interesa, ¡no me gusta!, mas me ejercita los dedos en el paso y repaso de los botones del control remoto. Con escasas excepciones, busco y solo encuentro nada, nada, nada… apago el aparato.
Como fenómeno muy llamativo que destacar en el marco de la oferta de los medios de comunicación actuales vemos que el ingreso masivo de la industria del entretenimiento ha afectado incluso los esquemas sagrados de los servicios informativos, de modo que se han mezclado y el entretenimiento està prevaleciendo. La invasión de la entretención implica que se incorporen criterios nuevos y diversos que pueden modificar la propia orientación de los medios. Lo peor es que los cambios no respondan a una investigación ni a una evaluación de la eficacia de la difusión actual, sino a corrientes, olas y tendencias marcadas por las siguientes características:
1. VOLATILIDAD. La diversidad y la volubilidad de los intereses de la audiencia, y la necesidad de elevar los rattings, obligan a los medios a tratar sus temas de una forma fugaz y tajante. El tema de mañana debe desplazar al de hoy, ya no solo porque uno u otro sean importantes, sino porque no es entretenido insistir en una misma cosa.
2. BANALIZACION. Lo que es grave no es divertido. Lo que es muy serio no es entretenido, no es atractivo lo que realmente puede afectar las vidas de la audiencia. La industria de la entretención requiere liviandad, banalidad, inocuidad. De ahí el auge de las noticias sobre celebridades, y la agonía de los paparazzis detrás de los famosos.
3. ESPECTACULARIZACION. Dramas irrelevantes. Para cumplir la función de entretención, los eventos o conflictos deben ser fáciles y olvidables. El que está hoy en la cresta de la ola, mañana está hundido, y este tipo de contendido es cada vez màs fugaz por causa de la competencia. Por ejemplo, en la presentación de programas informativos, mucho de lo que hoy hallamos son, no tanto locutores, sino actores sin tablas, que lucen mecánicamente histriónicos, a veces burlones, y bufones, sin estilo ni sello personal. Antes con una producción radial o televisiva buscabamos hacer historia, hoy por el contrario preferimos causar histeria.
4. VULGARIDAD. ¿Por qué son tan vulgares y triviales la mayoría de los programas de radio y TV actuales? Fernando Savater responde a esta pregunta diciendo que es “Porque estos programas tienen que gustar a mucha gente, y el común denominador de las mayorías está más cerca de la oligofrenia (Termino que significa idiotez, aunque me cueste citarlo) que de la excelencia intelectual.”
Pero yo pienso que este desenfreno mediático responde a la explotacion de los medios como negocio, y el gran negocio es mayor rentabilidad con la menor inversiòn posible...resultado = programas baratos que producen mayores dividendos. En el marco de la audiencia que lo consume, pienso tambien que el entretenimiento fugaz responde a un aburrimiento causado por un vacío existencial del ser humano que lo impulsa a buscar gratificación instantánea y evadir el compromiso de vivir consciente y responsablemente, con la disposición de encontrar el verdadero sentido de la vida y lo realmente trascendente. A ese vacío existencial es que los comunicadores conscientes debemos apelar en nuestro uso de los medios. Debe haber alternativa.
Estoy de acuerdo; ninguna audiencia es tan inculta para soportar tal infame programación.
ResponderEliminar