Resulta incómodo estar sentado en el mismo banco o la misma fila en el templo, cerca de alguien con quien tenemos… alguna diferencia, (para no usar un término muy fuerte, o quizá sea preferible decirlo con más precisión: una enemistad, o un problema de ofensas). Por supuesto, es difícil ser objetivo al pensar de nosotros mismos al respecto. (La culpa no fue nuestra, sino del otro, yo estoy bien con Dios, y él o ella fue quien me hirió, quien me ofendió, quien conspiró contra mí…)
Dar el primer paso hacia la reconciliación es quizás la parte màs dura para resolver el problema, aunque sea usted el agraviado y no el otro. Si hemos ofendido a algún hermano, es doloroso pero necesario dejar a un lado el orgullo y buscar el perdón de la otra persona. Si no lo ha experimentado, créame que en la reconciliación hay una descarga deliciosa de paz y purificación de la conciencia que nos hace ver cuan amargo y corrosivo es para el espíritu guardar rencores e iras contra nuestros hermanos.
El deseo de Dios es que haya armonía, no solo en la iglesia, sino también en la casa. Es más fácil ver los defectos dentro del hogar que resaltar sus cualidades. La familia es un contacto íntimo con la imperfección humana, contacto que es casi siempre difícil, pero la familia es también el triunfo de mantenernos unidos a pesar de todas las diferencias. Aunque nadie tiene un hogar perfecto, usted y yo podemos luchar para mantener la armonía en nuestras relaciones familiares. Contamos con Dios para lograrlo.
Dar el primer paso hacia la reconciliación es quizás la parte màs dura para resolver el problema, aunque sea usted el agraviado y no el otro. Si hemos ofendido a algún hermano, es doloroso pero necesario dejar a un lado el orgullo y buscar el perdón de la otra persona. Si no lo ha experimentado, créame que en la reconciliación hay una descarga deliciosa de paz y purificación de la conciencia que nos hace ver cuan amargo y corrosivo es para el espíritu guardar rencores e iras contra nuestros hermanos.
El deseo de Dios es que haya armonía, no solo en la iglesia, sino también en la casa. Es más fácil ver los defectos dentro del hogar que resaltar sus cualidades. La familia es un contacto íntimo con la imperfección humana, contacto que es casi siempre difícil, pero la familia es también el triunfo de mantenernos unidos a pesar de todas las diferencias. Aunque nadie tiene un hogar perfecto, usted y yo podemos luchar para mantener la armonía en nuestras relaciones familiares. Contamos con Dios para lograrlo.
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