El gobierno de los Estados Unidos desarrolla y financia una nueva "ciberinfraestructura" para la comunidad científica. Desde súpecomputadoras hasta sistemas de almacenamiento de alta capacidad y nuevos softwares. En Europa avanza otro proyecto similar.
Por: Ricardo Braginski
Este domingo se festeja el Día Mundial de Internet, un invento nacido de las entrañas de la comunidad científica estadounidense, que luego fue utilizado en exclusividad por el Ejército de ese país y más adelante –ya abierta comercialmente--, nos terminó cambiando la vida a todos. Pese a los múltiples avances de Internet, lo cierto es que a los investigadores la actual Web ya les queda "chica". Y por eso están desarrollando nuevas redes, similares en su esencia pero mucho más poderosas. El proyecto más ambicioso de una nueva "ciberinfraestructura" para la ciencia está impulsado por la National Science Fundation (NSF), la poderosa agencia del gobierno de los Estados Unidos que financia la ciencia en ese país. Es el mismo organismo que administró la actual Internet durante sus primeros años.
La NSF anunció hoy que, gracias a las nuevas políticas de Barack Obama, el presupuesto de ese organismo para 2010 será de 7.045 millones de dólares (8,5 por ciento más de lo estimado para 2009), de los cuales 555 millones serían adjudicados a la infraestructura, esfuerzos de investigación y capital humano. Dentro de la NSF, la Oficina de Ciberinfraestructura (OCI) http://www.nsf.gov/dir/index.jsp?org=OCI es la que se encarga de la nueva Internet. Biólogos moleculares, astrónomos y otros especialistas necesitan una red de mucha mayor capacidad para almacenar y procesar los datos con los que trabajan.
"La metáfora de la "infraestructura" tiene como objetivo que se entienda bien lo que estamos hablando y así conseguir mayor apoyo", dijo a Clarin.com un especialista que forma parte de este proyecto desde sus inicios y también participó en el desarrollo de la actual Internet. La Oficina de Ciberinfraestructura agrupa proyectos de desarrollo de súpercomputadoras, sistemas de almacenamiento de alta capacidad (discos rígidos), nuevos softwares que permitan sacarle el mayor provecho a estos recursos, nuevas herramientas de visualización de los recursos y enormes bibliotecas digitales de fácil acceso, entre otros. Para que los datos estén siempre cerca de los investigadores, trabajan con distintas universidades a lo largo y ancho de ese país. Y buscan que la red esté disponible en forma "ubicua", es decir, no sólo en computadores sino en todos los equipos digitales.
Entre los principales proyectos que forman parte de esta iniciativa figura el TeraGrid http://www.teragrid.org/ , la red científica más grande y veloz del mundo en estos momentos. Coordinada por la Universidad de Chicago, tiene más de un petaflop de capacidad y más de 30 petabytes de información almacenada.
Los investigadores pueden acceder a bases de datos de más de cien disciplinas. Y hay mucho más.
Mientras tanto, la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) avanza con otra Internet de altísima capacidad. Conocida como Grid, está plenamente dedicada a procesar la enorme cantidad de datos que genera el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el acelerador de partículas que funciona cerca de Ginebra, en la frontera entre Francia y Suiza. En este caso, se trata de una gran red internacional de recursos informáticos que se diferencia de otras porque en lugar de sólo trasladar información de un punto a otro, lo que hace es compartir todos los recursos de los equipos conectados a ella. Mediante un soft, la Grid del CERN maneja la capacidad de almacenamiento, la de procesamiento y el software de las miles de computadoras conectadas a ella, como si formaran parte de una única computadora. Los principales nodos de la Grid están distribuidos en diferentes centros de investigación de Europa, los Estados Unidos, Canadá y Rusia. Algunos de esos nodos están unidos entre sí por cables de fibra óptica de uso exclusivo. Otros se vinculan con los demás por medio de la actual Internet.
Volviendo a los Estados Unidos, otro proyecto que avanza firme es Internet2 (I2). En este caso, se trata de un consorcio sin fines de lucro que reúne empresas y universidades y desarrolla tecnologías para una Internet futura de alta velocidad mucho más eficiente. La I2 está impulsada por 212 universidades de los Estados Unidos y 60 empresas tecnológicas como Comcast, Microsoft, Intel y Sun Microsystems. Algunas universidades argentinas participan en partes de este proyecto. La tecnología más conocida desarrollada por I2 es la IPv6, un nuevo protocolo de comunicación en Internet.
La Internet súper veloz dejó de ser futuro. Es el presente y ya funciona en los principales centros de investigación científica. Sin dudas, está naciendo de la misma forma que la "vieja" Internet, la que usamos hoy todos los días. Y como en la actual, nadie puede saber ni estimar qué puede suceder cuando llegue al resto de la sociedad.
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