"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


martes, 19 de mayo de 2009

EL TERCER CIELO, DESTINO FINAL


La atmósfera del planeta tierra es la frontera entre el primer cielo (en el que vemos volar a las aves y transitar aviones, helicópteros y algunos disfrutan saltando en paracaídas) y el segundo cielo, el espacio estelar, el cosmos, del cual nuestros ojos alcanzan a ver algunas estrellas, y con equipos telescópicos somos capaces de visualizar y descubrir astros, planetas y constelaciones.
Por décadas, el segundo cielo ha sido objeto de abundante exploración, especulación y dado lugar al concepto de la “ciencia ficción”.
El hombre ha sido capaz de traspasar el primer cielo, dejar sus huellas en la luna, lanzar satélites al espacio y naves que exploran cada vez más distantes puntos del universo, en busca del descubrimiento y conquista de nuevas galaxias. Se estima que el universo tiene una expansión de 93 mil millones de años luz, y que el diámetro de la vía Láctea, en la cual esta el sistema solar del cual forma parte nuestro planeta, tiene una longitud de 100 mil años luz. Al hombre le queda mucho por explorar.

Un personaje bíblico muy prominente del primer siglo después de Cristo, nos dio un avance de la existencia de un tercer cielo, humanamente indescriptible. El apóstol Pablo, no tiene palabras para explicarlo, justamente dice que se trató de una experiencia humanamente indescriptible, valga la reiteraciòn; una experiencia espiritual, extraordinaria y única; una poderosa revelación de tal magnitud que hubiera provocado una exaltación en sobremanera en este hombre mortal, le hubiera impreso una superioridad privilegiada entre los demás lideres cristianos de todos los tiempos. Pero Pablo, al contarlo, mas bien procuraba presentar el contraste entre lo mucho de lo cual podía presumir y gloriarse, y sin embargo, optó por gloriarse en sus debilidades.

A la visión recibida por Pablo se suma toda la revelación dada a Juan en la isla Patmos, y la visión del trono de Dios a la que tuvo acceso Isaías. Estas experiencias espirituales nos causan la sensación de que hay una esfera que los mortales desconocemos y nos estamos perdiendo. Sin embargo, la posibilidad de acceder y habitar "Màs allà del sol" es perfectamente factible: Jesús preparó el camino, compró los boletos para aquellos que creen, hizo las reservaciones y se fue a preparar lugar, personalmente, y tiene en agenda regresar a buscar a los suyos; transportarlos, en un abrir y cerrar de ojos, al tercer cielo, el destino final. Me inspira cantar los clasicos himnos:

“Mansión gloriosa
tengo yo en el cielo
Do las maldades nunca entraran
Toda tristeza, cambiara en consuelo
Y en dulce canto el dolor el afán.
Bellas mansiones hay allá en la gloria
Tendré la mía de gozo sin par
Suenan las notas de la grata victoria
Voy pues, con gozo a mi dulce hogar”.

“Más allá del sol
Más allá del sol
Yo tengo un hogar,
Hogar, bello hogar
Más allá del Sol.”

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