Las actitudes son pensamientos y sentimientos que tenemos hacia la vida en general, hacia nuestro trabajo o hacia otras personas. Las actitudes revelan nuestra real personalidad y muestran una buena o mala auto imagen.
Nuestras actitudes son la medida de nuestras vidas. Charles Swindoll escribió lo siguiente: “Mientras más larga es nuestra existencia, más me doy cuenta del impacto de las actitudes en nuestras vidas. La actitud para mí es más importante que el pasado, que la educación, que el dinero, que las circunstancias, talentos o habilidades, más que el éxito, o el fracaso, más que cualquier otra cosa que la gente pueda pensar, decir o hacer.
Las malas actitudes pueden quebrar una compañía, dividir una iglesia, destruir un hogar… lo que podemos enfatizar es que tenemos la oportunidad y la opción de decidir cada día qué actitud vamos a asumir para ese día. No podemos cambiar nuestro pasado, no podemos cambiar el hecho de la gente actuará de determinada forma. No podemos cambiar lo inevitable; la única cosa que podemos hacer es tocar la única cuerda que tenemos, y esa es nuestra actitud. Estoy convencido de que la vida consiste en el 10% de lo que me pasa y 90% de cómo reacciono a esto. Es decir, estamos en control de nuestras actitudes.”
Las actitudes pueden ser positivas o negativas, ¡Unas desactivan a las otras! Las actitudes negativas crean un sentido de inferioridad, y de poco valor propio. Algunas de las armas más poderosas de Satanás son: el temor, la duda, la ira, celos, preocupación y culpa: todo lleva a la auto condenación.
Las actitudes negativas ponen límites a nuestra personalidad y progreso. Hacer a un lado las etiquetas negativas que solemos usar es nuestra opción y es un paso hacia la real felicidad.
Superamos las actitudes negativas reemplazándolas con positivas, por ejemplo, el temor y la preocupación con Fe, el resentimiento con amor.
Continuarà...
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