La mejor manera de mantener una relación sana Jefe-empleado, es nunca permitir que su jefe piense que a usted le disgusta su trabajo o es incapaz de hacerlo.
“Ese no es mi trabajo”. En lugar de ello, intente saber por qué le asigna una tarea que no es parte de las suyas. Talvez haya una razón válida.
“No es mi problema”. Eso le hará verse como alguien indiferente al bienestar general de la organización. Un problema en el lugar de trabajo es un problema de todos lo que trabajan allí. Si no tiene nada mejor que decir, ¡muérdase la lengua, pero no diga una palabra!
“No es mi culpa”. Quizás el jefe no está buscando un culpable, pero sí una solución. Algo falló y hay que resolverlo. ¡Manos a la obra!
“Yo solo puedo hacer una cosa a la vez”. Quejarse abiertamente de estar sobregirado de trabajo no le hará ganar la compasión de su jefe. Lo contrario, le hará pensar que usted está resentido e inconforme con su empleo. Si es así… busque otro trabajo, (si lo encuentra, y si cree que le irá mejor…)
“Yo estoy sobrecalificado para este puesto”. Tal vez sea cierto, pero ese el puesto que tiene. Usted estuvo de acuerdo en tomarlo y ahora no es tiempo de lamentar esa decisión.
“Esa tarea es muy simple, cualquiera puede hacerla”. Quizás a usted le parezca una expresión brillante, pero la interpretación de su jefe es “Es una tarea estùpida”. A los jefes no les gusta oír que alguna tarea que asignan es tonta. Intente mejor que la vea desde su perspectiva.
“Eso no se puede hacer”. Nadie realista puede esperar que otro haga lo imposible. Pero de entrada, sin buscar como acometer una tarea, decir que no se puede nos hace lucir inefectivos e incapaces, dejando implícito que no asumimos retos, y ¡peor! ¿Qué tal si alguien màs demuestra que sí se puede hacer?
Finalmente, en cualquier caso dudoso: Recuerde que el silencio es oro.
--Traducido y adaptado de “Seven Things Never to Say to Your Boss” by Karen Burns.
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