"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


sábado, 24 de abril de 2010

UN LIDER EXTRAORDINARIO

Daniel en la fosa de los Leones.

En medio de la crisis de liderazgo que padece la sociedad postmoderna, siempre es necesario rescatar la memoria de personajes de la historia cuyas cualidades nos inspiran a emular su vida y obra.
Entre mis personajes favoritos se encuentra Daniel, un hombre brillante, pleno de visión y convicción desde su temprana juventud.
Su nombre significa “Dios es mi juez”. De Dios fue vocero a su propio pueblo y a los extranjeros, declarando siempre los planes actuales y futuros del creador.
El registro bíblico indica que Daniel formaba parte de una generación de jóvenes prometedores: Físicamente atractivo, disciplinado, de inteligencia superior, sobrio y refinado para el ejercicio del liderazgo.

Entre un grupo de muchachos de su perfil, Daniel fue capturado y trasladado a las cortes reales de Babilonia, donde pretendían lavarle el cerebro para que adoptara una cultura distinta a la suya. Pero aun en el exilio, su firmeza como fiel embajador de Dios le ayudó a ser integro y contra viento y marea, estuvo siempre al servicio de reyes, con una impecable hoja de servicio. Por supuesto la gente extraordinaria como él es objeto de la envidia y el odio de los mediocres, “líderes con pies de barro”  cuyas tramas malévolas no cesaban para hundirlo.
Su conexión con Dios no era negociable. Y los malos vieron en ello su “Talón de Aquiles”, pero, otra vez, el Dios de Daniel le libró de las trampas despiadadas de los conspiradores, cerrando la boca de los leones.

En resumidas cuentas, ¡cuántos como Daniel necesitamos hoy!, líderes  jóvenes, cuyo carácter derroche integridad, convicción, sabiduría y un alto compromiso con las mejores causas, aun a precio de su vida.

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